“Las donaciones de los narcos a la clase política en Colombia y en México continúa ocurriendo”, afirma Carlos Lehder, ex socio de Pablo Escobar
Las declaraciones de Lehder llegan en un momento crítico para México, donde el expresidente Donald Trump ha insistido en que el gobierno mantiene “relaciones inadmisibles” con los cárteles.
CDMX.- Carlos Lehder, uno de los fundadores del temido Cartel de Medellín de los ochentas y ex socio de Pablo Escobar, rompió el silencio y tras haber cumplido 33 años de prisión en Estados Unidos, lanzó una afirmación contundente: los cárteles de la droga siguen infiltrando el sistema político en Colombia y México con sobornos y financiamiento de campañas, un modus operandi que, según él, no ha cambiado desde los días de gloria de su organización.
Las declaraciones del ex capo se produjeron durante una entrevista con la revista SEMANA, publicada este sábado en YouTube con el título: “Las revelaciones de Carlos Lehder”. Con la autoridad que le dan más de tres décadas en el corazón del narcotráfico y tras haber cumplido 33 años de prisión en Estados Unidos, Lehder explicó:
“El Cartel de Medellín, por su naturaleza, tenía que buscar autodefensas y tenía que buscar en esas autodefensas infiltrar en el sistema político con sobornos. Entonces pagaba a los políticos, contribuía a sus campañas, pagaba policía, pagaba los que recibieran dinero en la función administrativa. Yo creo que eso es el modus operandi de una organización criminal, pagar a la policía, al gobierno, a las autoridades que lo pueden investigar, para que se abstengan de molestarlos”.
Sus palabras, pronunciadas con la calma de quien conoce los entresijos del crimen organizado, pintan un panorama sombrío: una práctica que él considera inherente a los cárteles y que, a su juicio, sigue vigente.
Lehder, quien fue liberado en 2020 y regresó a Colombia en marzo de 2025 tras una breve detención, no se limitó a describir el pasado. “Las donaciones de los narcos a la clase política, particularmente en Colombia y en México, me parece que continúa ocurriendo”, afirmó, dejando caer una bomba que resuena en el contexto actual de ambos países. Sin embargo, matizó su postura con una visión pragmática que no deja de sorprender: “Aunque no debía ser, yo prefiero ver a un narco contribuyendo al sistema democrático político que dándole plata a la guerrilla comunista. Sí prefiero ver eso a ver en funcionarios de embajadas de izquierda o derecha entregándole sobornos a políticos colombianos”. Para el exnarcotraficante, el financiamiento ilícito a campañas sería, en su peculiar escala de valores, un mal menor frente a otras formas de corrupción.
Las declaraciones de Lehder llegan en un momento crítico para México, donde el expresidente Donald Trump ha insistido en que el gobierno mantiene “relaciones inadmisibles” con los cárteles, a los que llegó a clasificar como organizaciones terroristas durante su mandato. Trump ha presionado a la actual presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, para que intensifique la lucha contra el narcotráfico, una postura que contrasta con la política de “abrazos, no balazos” del expresidente Andrés Manuel López Obrador, criticada por su aparente pasividad frente a la violencia desatada por los cárteles. Sheinbaum, en cambio, ha mostrado resultados preliminares en operativos contra el crimen organizado, aunque la sombra de la corrupción sigue pesando sobre las instituciones mexicanas.
“El cartel de Medellín, por su naturaleza, tenía que buscar autodefensas y tenía que buscar en esas autodefensas infiltrar en el sistema político con sobornos, entonces pagaba a los políticos, contribuía a sus campañas, pagaba policía, pagaba los que recibieran dinero en la función administrativa, entonces yo creo que eso es el modus operandi de una organización criminal, pagar a la policía, al gobierno, a las autoridades que lo pueden investigar, para que se abstengan de molestarlos”.
En Colombia, la historia no es muy diferente. A pesar de los esfuerzos por desmantelar las redes del narcotráfico tras la caída del Cartel de Medellín, los señalamientos de nexos entre políticos y el crimen organizado persisten. Lehder, con su testimonio, no solo revive los fantasmas de una época oscura, sino que pone el dedo en una llaga que parece no haber cicatrizado. Sus palabras, cargadas de experiencia y cinismo, obligan a preguntarse cuánto ha cambiado realmente el juego de poder entre los cárteles y las élites políticas en la región. Por ahora, el eco de su advertencia resuena: el dinero del narco sigue fluyendo hacia quienes, en teoría, deberían combatirlo.
“Las donaciones de los narcos a la clase política, particularmente en Colombia y en México, me parece que continúa ocurriendo, pero aunque no debía ser, yo prefiero ver a un narco contribuyendo al sistema democrático político que dándole plata a la guerrilla comunista, yo prefiero ver un narco contribuyendo al sistema democrático con una contribución política, no a cambio de favores, sino simplemente el aporte que muchos ciudadanos dan a sus políticos, sí prefiero ver eso a ver en funcionarios de embajadas de izquierda o derecha entregarle sobornos a políticos colombianos”.