León XIV acepta la renuncia del obispo de Cádiz y Ceuta, investigado por presuntos abusos a menor en los 90
Rafael Zornoza, de 76 años, deja el cargo tras denuncia de un exseminarista; el Vaticano nombra administrador apostólico sin mencionar la investigación en curso
Vaticano.- En un movimiento que el Vaticano califica de rutinario, pero que llega cargado de simbolismo, el papa León XIV ha aceptado la renuncia del obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza, de 76 años, quien enfrenta una investigación eclesiástica por presuntos abusos sexuales continuados contra un seminarista menor de edad en la década de 1990. Zornoza, que dirigió el seminario de Getafe (Madrid) en esa época, está acusado de entrar en la cama del denunciante —entonces de 14 años— para acariciarlo y besarlo, actos que se prolongaron hasta sus 21 años, según el testimonio detallado en la denuncia. El prelado, enfermo y con agenda suspendida desde que estalló el caso el 9 de noviembre, presentó su dimisión preceptiva al cumplir 75 años en 2024, pero Roma la mantuvo en el limbo hasta ahora, coincidiendo con el arranque del pontificado de León XIV.
Aunque el comunicado vaticano es lacónico —una sola línea sin aludir a los motivos—, la Conferencia Episcopal Española ha nombrado ya a Ramón Darío Valdivia Giménez, obispo auxiliar de Sevilla, como administrador apostólico, acelerando la transición. Críticos en redes y expertos eclesiásticos señalan la delgada línea entre “aceptar renuncia” y “destitución”: no es un despido punitivo, sino el cierre de una etapa obligatoria por edad, lo que plantea dudas sobre si esto responde a la política de tolerancia cero o solo a la burocracia. Además, Zornoza enfrenta acusaciones paralelas de encubrimiento de abusos en Getafe, con dos víctimas más que lo señalan por omitir agresiones en su diócesis.
Este caso irrumpe en el debut de León XIV, apenas meses después de su elección, en un momento en que la Iglesia española lidia con el escándalo destapado por El País desde 2018: miles de víctimas de abusos clericales silenciados durante décadas. Bajo Francisco, se prometieron reformas, pero la lentitud judicial y eclesiástica ha erosionado la confianza. ¿Será este el primer ladrillo de una muralla más firme contra la impunidad, o un gesto cosmético para calmar las aguas? Las víctimas, que esperan justicia civil más allá de los muros vaticanos, observan con escepticismo.
En Cádiz, donde Zornoza gozaba de fama intachable entre fieles locales, las reacciones van de la defensa a ultranza —”inocente hasta prueba en contrario”— a la indignación por el resurgir de traumas viejos. Para León XIV, recién llegado con promesas de renovación, este episodio no es solo un expediente cerrado: es una prueba de fuego que definirá si su papado prioriza la rendición de cuentas o perpetúa el statu quo.



