¿Libertad o exceso? La polémica del desnudo en la marcha del Orgullo de Toronto
La marcha del Orgullo en Toronto del 2025 generó polémica por participantes desnudos, avivando debates sobre libertad y leyes, con autoridades aún sin definir su postura.
Toronto.- El pasado domingo 29 de junio, la marcha del Orgullo en Toronto se convirtió en el epicentro de una controversia tras la participación de varios individuos que desfilaron completamente desnudos. Las fotos, captadas en el corazón de la ciudad cerca de Yonge Street, han desatado críticas feroces por parte de algunos sectores que ven en este acto un desafío a las normas de decencia pública, mientras otros lo defienden como una expresión de libertad personal.
El evento, parte de Pride Toronto —una celebración con más de 40 años de historia que nació en 1981 tras las protestas por las redadas a saunas gays—, suele ser un espacio de visibilidad para la comunidad LGBTQ+. Sin embargo, este año el desnudo ha reavivado un debate legal y cultural. En Canadá, la desnudez pública sin “motivo lícito” está regulada por el artículo 174(1) del Código Penal, con penas que pueden llegar a dos años de prisión, aunque la persecución requiere el consentimiento del Fiscal General para evitar casos que no sirvan al interés público. El precedente de 1996, cuando una mujer ganó el derecho a estar topless en Ontario, marcó un hito que algunos interpretan como respaldo a estas expresiones, siempre que no haya intención de ofender.
Las reacciones en redes y medios locales, como Bridge City News, reflejan una sociedad dividida, para unos, es un paso hacia la aceptación del cuerpo; para otros, un exceso que cruza líneas éticas. Estudios como el del Journal of Sex Research (2021) sugieren que la desnudez en contextos festivos puede fomentar una imagen corporal positiva, aunque la evidencia no es concluyente y el impacto social sigue siendo subjetivo, dependiendo de las normas de cada comunidad.
¿Es esto una legítima muestra de diversidad o un desafío innecesario a la convivencia urbana? La respuesta, por ahora, queda en manos de un público que observa y de autoridades que aún no han aclarado si intervendrán.