Lilly Téllez llama "imbécil" e "idiota" a Fernández Noroña en el Senado y exige que llore por Carlos Manzo
Senadora panista arremete contra Morena durante sesión por asesinato del alcalde de Uruapan
CDMX.- El Senado mexicano se convirtió este martes en el escenario de una nueva batalla verbal entre Lilly Téllez, senadora panista, y Gerardo Fernández Noroña, el polémico legislador de Morena. Durante una sesión en la que se discutía el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, Téllez no se contuvo y lanzó una andanada de insultos contra Noroña, a quien llamó “imbécil” e “idiota”, exigiendo que llorara por Manzo con la misma intensidad con la que, lo hace por causas internacionales como el conflicto en Gaza.
La escena, capturada en video y difundida ampliamente en redes sociales, muestra a Téllez desde la tribuna, desafiante, mientras arremete no solo contra Noroña, sino también contra Morena en general, acusándolos de pactar con el narco en Michoacán. “Payaso, payaso, imbécil, ven aquí a llorar por Carlos Manzo, Noroña”, espetó, en un tono que mezcla indignación y sarcasmo. Incluso sugirió que mostrarle una foto de Alito Moreno, líder del PRI, podría hacerlo llorar “de verdad”.
El contexto es crucial: Carlos Manzo, alcalde de Uruapan, fue asesinado el pasado 1 de noviembre durante un festival del Día de Muertos, un crimen que ha desatado protestas y críticas contra el gobierno de Morena, especialmente en Michoacán, donde la violencia del crimen organizado sigue escalando. Téllez, conocida por su estilo confrontativo, aprovechó el momento para cuestionar la falta de acción de Morena frente a la inseguridad, mientras la presidenta del Senado, Laura Imelda Pérez, intentaba, sin éxito, contener el caos.
El video no solo generó reacciones inmediatas en el recinto, sino que también resonó en el ámbito político. El ex presidente Felipe Calderón, quien ha mantenido una relación tensa con Morena, retwitteó el clip, añadiendo un mensaje de apoyo a Téllez: “Aunque la callen, esta voz sí se oye”. Este gesto no hace más que profundizar la polarización, recordando a muchos la “guerra contra el narco” de Calderón, una política que Téllez parece ahora reivindicar.
Críticamente, el episodio pone en relieve dos problemas estructurales: por un lado, la incapacidad del Senado para debatir con altura temas tan graves como la violencia; por otro, la estrategia de Téllez de polarizar aún más el clima político, apostando a que su lenguaje agresivo conecte con un sector de la población harto de la impunidad. Sin embargo, este enfoque también corre el riesgo de trivializar la tragedia de Manzo y de otros miles de víctimas, reduciendo el debate a un espectáculo de insultos.
En resumen, el incidente no solo retrata la fractura interna del Senado, sino que también refleja un país dividido entre quienes ven en Téllez una voz valiente y quienes la consideran parte del problema. Lo que está claro es que, en medio de tanto ruido, el verdadero llanto por Carlos Manzo y por México sigue pendiente.




