¿Logro o espejismo? Rosa Icela y el relato de un gobierno sin corrupción
Rosa Icela afirma que el gobierno de la 4T opera sin corrupción, aunque datos del Coneval y casos como Segalmex cuestionan la narrativa de un gobierno sin corrupción
CDMX.- En un reciente episodio de "La Moreniza", el programa que se ha convertido en un altavoz de la narrativa oficialista de Morena, la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, afirmó con rotundidad que el gobierno de la Cuarta Transformación ha logrado un gobierno "sin corrupción". La declaración, que resonó en las redes sociales, no solo busca consolidar la imagen de un régimen impecable, sino también justificar los supuestos avances en la reducción de la pobreza y el aumento de los ingresos dignos.
Sin embargo, esta afirmación merece un análisis crítico. La propia Rodríguez, en su intervención, atribuyó el descenso de la pobreza a programas sociales y a un aumento del salario mínimo, cifras que, según ella, han sacado a millones de personas de la miseria. Pero, ¿es realmente así? Los datos oficiales, como los del Coneval, muestran que, aunque ha habido una disminución en la pobreza extrema, esta no es tan significativa como se pretende. Además, el contexto económico y social del país, marcado por la inflación y la desigualdad, plantea dudas sobre la sostenibilidad de estos logros.
El relato de un gobierno sin corrupción choca frontalmente con la realidad. Casos como el huachicol fiscal, el escándalo de Segalmex y las denuncias de opacidad en el manejo de recursos públicos contradicen la narrativa. Incluso el propio López Obrador, en su momento, reconoció que la corrupción no se erradicaría completamente, lo que deja en evidencia la incongruencia de la afirmación de Rodríguez.
Además, el programa "La Moreniza" no es un espacio neutral. Su formato y tono, claramente alineados con la agenda de Morena, dificultan una discusión crítica y objetiva. La presencia de la secretaria en este tipo de plataformas, más que informar, parece destinada a reforzar un mensaje político, ignorando las voces disidentes y las críticas fundamentadas.
En resumen, mientras Rosa Icela celebra un supuesto gobierno sin corrupción, la realidad mexicana sigue siendo compleja. Los avances en algunos indicadores no pueden ocultar los problemas estructurales ni la percepción generalizada de que la corrupción persiste, aunque quizá de manera diferente. La pregunta que queda en el aire es: ¿estamos frente a un logro real o a un espejismo cuidadosamente construido?