Los "neomorenistas": Un análisis de la hipocresía de Morena al abrazar a lo peor del PRI
Este "Primor" revela un partido que sacrifica sus ideales por poder, mientras la Cuarta Transformación se desdibuja en un eco del viejo régimen
Análisis.— Morena, el partido que irrumpió en la política mexicana prometiendo una Cuarta Transformación (4T) libre de la corrupción y el clientelismo del pasado, se ha convertido en un refugio de oportunistas que alguna vez señaló como la escoria del sistema. El fenómeno del "neomorenismo" —políticos del PRI, PAN y PRD que se han colado a Morena para trepar al poder— expone una hipocresía descarnada, mientras el partido condena el viejo régimen, recicla a sus peores exponentes, borrando sus pasados sin cuestionarlos. Esta traición a los ideales de la 4T, sumada a la alianza con el cuestionado Partido Verde Ecologista de México (PVEM), ha dado pie al mote de "Primor", una fusión que evidencia cómo Morena se está convirtiendo en una caricatura del PRI que tanto criticó.
Un Partido de Contradicciones
Morena se fundó en 2014 con un discurso incendiario contra el PRI, al que acusaba de hundir a México en la corrupción y la desigualdad. Con la victoria de AMLO en 2018 y la de Claudia Sheinbaum en 2024, con un arrollador 61.18% de los votos, Morena no necesita alianzas ni políticos reciclados para ganar elecciones. Sin embargo, ha abierto sus puertas a ex priistas como Alejandra del Moral, quien tras liderar el PRI en el Estado de México ahora dirige la AMEXCID, y Eruviel Ávila, exgobernador priista que se coló como diputado federal por el PVEM, aliado de Morena. Estas figuras, antes vilipendiadas por su historial de corruptelas, han sido blanqueadas sin rendir cuentas, revelando un pragmatismo que sacrifica los principios de austeridad, anticorrupción y justicia social que Morena pregona.
Neomorenistas: La Traición a la 4T
Los neomorenistas no solo se han beneficiado del poder de Morena, sino que han traicionado sus ideales con descaro. Layda Sansores, gobernadora de Campeche, despilfarra recursos públicos en autopromoción, contradiciendo la austeridad republicana. Miguel Barbosa, fallecido en 2022, gobernó Puebla con un autoritarismo que evocaba al PRI más rancio. Alfonso Durazo, en Sonora, perpetúa prácticas clientelares que no rompen con el pasado que Morena prometió desmantelar. Julio Menchaca y Américo Villarreal, con décadas en el PRI, ahora gobiernan Hidalgo y Tamaulipas bajo la bandera morenista, pero su historial genera escepticismo sobre su compromiso con la 4T. Estos "chapulines" no enfrentan escrutinio por sus pasados; al contrario, Morena los premia, exponiendo una doble moral que indigna a sus militantes históricos.
El neomorenismo surge como una crítica a esta práctica, señalando que muchos de estos políticos no comparten los ideales de la 4T, sino que utilizan la popularidad de Morena para asegurar posiciones de poder. Este fenómeno ha generado tensiones internas, ya que militantes históricos de Morena ven con desconfianza a estos "conversos", acusándolos de oportunismo y de diluir la esencia transformadora del partido.
Lista de 10 figuras públicas asociadas con el neomorenismo
A continuación, se presenta una lista de 10 políticos que encarnan el neomorenismo, con detalles sobre sus antecedentes, los beneficios obtenidos al unirse a Morena, y las críticas que han enfrentado por no alinearse completamente con los principios del partido.
Coaliciones con el diablo: El caso del PVEM
La alianza con el PVEM, un partido conocido por su oportunismo y falta de compromiso ambiental, es otro clavo en el ataúd de la credibilidad de Morena. Desde 2019, el PVEM ha sido un pilar de las coaliciones "Juntos Haremos Historia" y "Sigamos Haciendo Historia", aportando 77 escaños en la Cámara de Diputados y 14 en el Senado en 2024. Su maquinaria de campaña, con propaganda masiva y apoyo de influencers, ha ayudado a Morena a consolidar supermayorías para reformas constitucionales. Pero el costo es alto, el PVEM, que ha apoyado desde la pena de muerte hasta políticas antiambientales, choca con los valores de la 4T. Esta alianza, junto con la incorporación de neomorenistas, ha llevado a muchos a acusar a Morena de convertirse en "Primor", una fusión cínica que recicla lo peor del PRI bajo una fachada de cambio.
¿Por Qué Morena lo Permite?
La respuesta es simple: poder. Morena no necesita a estos políticos ni al PVEM para ganar elecciones, pero los usa para maximizar su dominio. Los neomorenistas traen redes de apoyo y experiencia que debilitan a la oposición, mientras el PVEM ofrece recursos y votos para asegurar mayorías calificadas. AMLO ha justificado este pragmatismo, admitiendo que en 2006 rechazó alianzas con figuras como Elba Esther Gordillo, un error que no repitió. Pero esta estrategia tiene un precio, la erosión de la credibilidad de Morena. Militantes de base, que en 2021 protestaron contra candidaturas de ex priistas, ven en el neomorenismo una traición a la lucha que los llevó al poder.
Un futuro incierto
Morena está en una encrucijada. Mientras se jacta de ser la antítesis del PRI, su tolerancia hacia neomorenistas y aliados como el PVEM sugiere que está replicando el sistema que prometió derrocar. Los pecados del pasado de estos políticos no solo son ignorados, sino premiados, alimentando la percepción de que la 4T es más retórica que realidad. Si Morena sigue por este camino, el mote de "Primor" no será solo una crítica, sino una profecía, un partido que, en su afán por el poder, se convirtió en lo que juró destruir.
Conclusión
El neomorenismo expone la hipocresía descarada de Morena, un partido que predica la transformación mientras acoge a los mismos políticos que antes tildaba de escoria del sistema. Figuras como Alejandra del Moral y Eruviel Ávila, otrora señalados como símbolos de la corrupción priista, han sido reciclados sin escrúpulos, sus pasados borrados como por arte de magia al cruzar la puerta de Morena. Este blanqueo de culpas no solo traiciona los ideales de la 4T, sino que ha dado pie al mote de "Primor", la fusión cínica del PRI y Morena, donde los pecados de ayer son olvidados en aras del poder. Lejos de castigar a estos oportunistas, Morena los premia con cargos, revelando que su retórica de cambio es una fachada para perpetuar el mismo juego político que juró destruir. La pregunta no es si Morena puede equilibrar pragmatismo e ideología, sino si alguna vez tuvo la intención de hacerlo.