Marco Rubio se reúne con Claudia Sheinbaum en México para abordar cooperación en seguridad y narcotráfico
El memorando incluye planes para un “grupo de investigación conjunta” para abordar el flujo de fentanilo hacia Estados Unidos y de armas desde el norte hacia el sur.
CDMX.— El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, se reunió este miércoles con la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, en el Palacio Nacional, en un encuentro marcado por la búsqueda de acuerdos bilaterales en materia de seguridad, migración y comercio, en un contexto de crecientes tensiones entre ambos países. La visita, la primera de Rubio a México como jefe de la diplomacia estadounidense, se produce en medio de una agresiva política del gobierno de Donald Trump contra los cárteles de la droga, a los que ha designado como "organizaciones terroristas", y de amenazas de aranceles y acciones militares unilaterales en América Latina.
Rubio, conocido por su postura de línea dura contra el narcotráfico y su crítica a la influencia de los cárteles mexicanos, llegó a México el martes 2 de septiembre al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, donde fue recibido por el secretario de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente. La agenda de la reunión incluyó la lucha contra el tráfico de fentanilo, la migración irregular y el fortalecimiento de la cooperación bilateral, todo ello bajo el principio de "respeto a la soberanía" exigido por Sheinbaum. Según un comunicado del Departamento de Estado, Rubio busca "desmantelar cárteles, detener el tráfico de fentanilo, frenar la inmigración ilegal y contrarrestar la influencia maligna de China" en la región.
La reunión se da en un momento delicado para la relación bilateral. El presidente Trump ha intensificado su retórica, afirmando en julio que las autoridades mexicanas están "petrificadas" ante el poder de los cárteles, y recientemente ordenó un ataque militar en aguas internacionales contra una embarcación venezolana que transportaba drogas, calificando a los traficantes como "narcoterroristas". México, por su parte, ha respondido con firmeza, rechazando cualquier intervención militar estadounidense en su territorio. Sheinbaum, en su conferencia matutina del 2 de septiembre, enfatizó: “No aceptamos violaciones a nuestro territorio, no aceptamos subordinación, sino sencillamente una colaboración.”
El encuentro entre Rubio y Sheinbaum, que comenzó a las 10:00 a.m., se centró en la firma de un memorando de entendimiento (MOU, por sus siglas en inglés) sobre seguridad fronteriza y combate al narcotráfico. Aunque inicialmente se esperaba un acuerdo formal, Sheinbaum aclaró el martes que no sería un tratado vinculante, sino un entendimiento para compartir información e inteligencia sobre el tráfico de drogas y el lavado de dinero, “obtenida por ellos en su territorio, por nosotros en el nuestro, a menos que se acuerde lo contrario.”
En una conferencia de prensa conjunta con el canciller De la Fuente, Rubio destacó una “cooperación histórica” entre ambos países, subrayando la necesidad de “intercambiar ideas con mucho respeto.” Por su parte, Sheinbaum reiteró en un mensaje en X: “Conversaremos sobre el entendimiento de cooperación en materia de seguridad fronteriza con respeto a las soberanías.” La presidenta también expresó su interés en que fiscales mexicanos puedan interrogar a Ismael “El Mayo” Zambada, líder del Cártel de Sinaloa, quien confesó en una corte de Nueva York haber sobornado a políticos, policías y militares mexicanos para operar libremente durante años.
El memorando incluye planes para un “grupo de investigación conjunta” para abordar el flujo de fentanilo hacia Estados Unidos y de armas desde el norte hacia el sur. Sin embargo, Sheinbaum ha sido clara en rechazar cualquier propuesta que implique la presencia de tropas estadounidenses en México, respondiendo a las declaraciones del senador Ted Cruz sobre una posible intervención militar: “No estamos de acuerdo con eso. Primero, porque no es necesario; segundo, porque violaría nuestra soberanía; y tercero, porque el crimen organizado es mucho más complejo.”
La visita de Rubio refleja la compleja dinámica entre México y Estados Unidos bajo la administración Trump. Por un lado, Sheinbaum ha mostrado una postura proactiva, destacando logros como la mayor incautación de fentanilo en la historia de México (20 millones de dosis en diciembre de 2024) y la extradición de 55 figuras clave de cárteles a Estados Unidos. Sin embargo, la designación de los cárteles como organizaciones terroristas por parte de Trump y Rubio plantea un riesgo de escalada, ya que podría justificar acciones militares unilaterales, contrarias al derecho internacional.
Además, la confesión de Zambada sobre sobornos a funcionarios mexicanos ha puesto a Sheinbaum en una posición delicada. Perseguir a políticos corruptos, muchos de ellos posiblemente ligados al partido Morena, podría fracturar las alianzas políticas construidas por su antecesor, Andrés Manuel López Obrador. Como señaló el analista Eduardo Guerrero, “Sheinbaum enfrenta un dilema: ceder a la presión estadounidense o investigar a miembros cercanos al círculo de su jefe político.”
Por otro lado, la retórica de Trump, quien afirmó que “México hace lo que le decimos,” ha generado fricciones. Sheinbaum ha buscado desmentir esta percepción, destacando que la cooperación se basa en “responsabilidad compartida, confianza mutua y respeto a la soberanía.” La negativa de México a aceptar programas como el “Operativo Portero” anunciado por la DEA, que Sheinbaum desmintió categóricamente, evidencia las tensiones en la colaboración bilateral.
La visita de Rubio ha generado reacciones mixtas. En México, algunos analistas ven la reunión como una oportunidad para fortalecer la cooperación sin comprometer la soberanía, mientras que otros advierten sobre el riesgo de que México ceda ante las presiones de Washington. Carlos Bravo Regidor, analista político, resumió la situación: “Sheinbaum está atrapada entre la espada de las presiones de Trump y la pared de la narcopolítica mexicana.”
En el ámbito internacional, la estrategia de Trump contra los cárteles, que incluye coaliciones con países como Ecuador, Paraguay y Argentina, ha sido destacada por Rubio como un esfuerzo para poner a Estados Unidos “a la ofensiva” contra el narcotráfico. Sin embargo, acciones como el reciente ataque en el Caribe contra presuntos narcotraficantes venezolanos han avivado temores de una militarización excesiva en la región.
La reunión entre Rubio y Sheinbaum marca un intento de equilibrar la cooperación bilateral con la defensa de la soberanía mexicana. Aunque el memorando de entendimiento representa un paso hacia una mayor colaboración en seguridad, las tensiones persisten debido a la postura agresiva de la administración Trump y los desafíos internos que enfrenta Sheinbaum. La presidenta deberá navegar con cuidado para evitar conflictos con su base política mientras responde a las demandas de Estados Unidos, en un contexto donde el narcotráfico y la corrupción siguen siendo problemas complejos y profundamente arraigados en la relación bilateral.