Marina mexicana: Entre promesas de honestidad y el fantasma de la corrupción
Morales reafirma compromiso con la legalidad, pero persisten dudas sobre profundidad de las acciones
CDMX.- En el marco del desfile del 16 de septiembre, el secretario de Marina, almirante Raymundo Pedro Morales Ángeles, ofreció un discurso que, a simple vista, parecía un golpe de timón contra la corrupción. Frente a un público expectante y con la bandera tricolor como telón de fondo, Morales aseguró que la institución ha actuado con "honestidad y transparencia", enfrentando retos históricos con "coraje y valores". Sin embargo, más allá de las palabras, el mensaje deja un sabor agridulce, especialmente cuando se considera el contexto reciente de escándalos que han sacudido a la Secretaría de Marina.
El discurso, no solo resalta el compromiso de la Marina con la legalidad, sino que también hace referencia a "actos reprobables" que no definen a la institución, pero que, según Morales, fueron enfrentados con determinación. Sin embargo, la pregunta que muchos se hacen es: ¿realmente ha sido así? El caso del huachicol fiscal, que involucra a altos mandos como el exsecretario Rafael Ojeda y sus sobrinos, sigue siendo un tema pendiente. A pesar de las detenciones recientes, la protección aparente a Ojeda por parte del gobierno ha generado dudas sobre la profundidad de esta "lucha contra la corrupción".
El contexto no ayuda. La Marina, una institución históricamente venerada por su disciplina y eficacia, ha visto su imagen empañada por una red de contrabando de combustible que operaba desde aduanas y que involucraba a marinos en activo. El decomiso del buque Challenge Procyan en marzo de 2025 fue solo la punta del iceberg de un esquema que, según estimaciones, ha costado al país decenas de miles de millones de pesos. Y aunque Morales habla de un "golpe de timón", la realidad es que este movimiento parece más una reacción a la presión pública y a las exigencias internacionales que a una convicción interna.
Además, el discurso no escapa a la crítica por su tono casi autoexculpatorio. Frases como "el silencio no nos define, la verdad nos fortalece" suenan bien, pero ¿dónde estaba esa verdad cuando los sobrinos de Ojeda operaban impunemente? La detención de Manuel Roberto Farías Laguna, vicealmirante y sobrino político de Ojeda, el 2 de septiembre, fue un paso, pero insuficiente si no se investiga hasta las últimas consecuencias. La pregunta clave sigue siendo: ¿hasta dónde llegará este "golpe de timón"? ¿O quedará en un discurso más, destinado a calmar aguas turbulentas sin resolver los problemas de fondo?
En un país donde la corrupción ha sido un cáncer endémico, las palabras del secretario de Marina son un recordatorio de que las instituciones deben ser más que discursos. Deben ser acciones. Y mientras no se vea a Ojeda enfrentando las mismas consecuencias que sus subordinados, el discurso de Morales quedará como un intento más de limpiar una imagen que, por ahora, sigue manchada. La soberanía, como dijo Claudia Sheinbaum en su propio discurso, implica ser uno mismo, pero también implica ser responsable. Y en eso, la Marina aún tiene mucho que demostrar.