Mario Delgado menosprecia marcha de la Generación Z, ignorando corrupción y crisis educativa en Morena
Acusa a oposición de pagar protesta, pero su partido enfrenta señalamientos de corrupción y opacidad en programas sociales
Tabasco.- Mario Delgado, secretario de Educación Pública y exlíder de Morena, no perdió oportunidad para menospreciar la marcha de la Generación Z del sábado pasado, acusándola de ser un movimiento pagado por la oposición que busca recuperar privilegios. Desde un evento de entrega de becas, Delgado afirmó que “más jóvenes se reunieron en Jonuta que los que marcharon en la Ciudad de México”, sugiriendo que la verdadera convocatoria está en los programas educativos de la 4T. Sin embargo, su discurso no solo ignora la masividad de la protesta, que reunió a miles en todo el país, sino que también oculta la hipocresía de un partido que, bajo su liderazgo, ha sido señalado por corrupción y privilegios.
La ironía es inescapable. Mientras Delgado fustiga a la oposición, Morena enfrenta acusaciones de desvíos millonarios en programas sociales, como la “Estafa Maestra” y el caso Segalmex, donde exfuncionarios cercanos al gobierno han sido vinculados a redes de corrupción. Según Transparencia Mexicana, la percepción de corrupción en México no ha disminuido durante los sexenios de la 4T, y programas como el Benito Juárez, del que presume Delgado, han sido criticados por opacidad y beneficiarios fantasma. Un informe del CIDE revela que, a pesar de los anuncios, el impacto real en la deserción escolar ha sido marginal, y gran parte del presupuesto se ha diluido en burocracia.
Además, el discurso de Delgado sobre la educación como panacea choca con la realidad. La OCDE señala que México sigue siendo uno de los países con mayor desigualdad educativa, y los recortes a la educación básica en favor de programas clientelares han exacerbado la crisis. Mientras tanto, la marcha de la Generación Z, lejos de ser un movimiento pagado, reflejó el descontento de jóvenes hartos de la violencia, la inseguridad y la falta de oportunidades, problemas que la 4T no ha resuelto. Delgado no solo menosprecia a una generación que exige cambio, sino que ignora que su partido también vive de privilegios que no combate.
En este juego de espejos, Delgado no solo se equivoca al subestimar a la Generación Z, sino que expone la hipocresía de un sistema que critica lo que practica. Mientras tanto, los jóvenes siguen esperando una educación y un futuro que la 4T les ha prometido, pero no les ha entregado.



