Mazatlán enfrenta crisis turística por inseguridad: empresarios piden acción conjunta
La ocupación hotelera en Mazatlán alcanzó apenas el 44.9%, 17 puntos menos que el mismo mes del año anterior.
Sinaloa.- La lucha por revertir una preocupante caída en el turismo, motor económico que sostiene el 80% de su economía, según estimaciones de la iniciativa privada. La Cámara de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco-Servytur) de Mazatlán, encabezada por Francis Cázares Oliveros, ha hecho un llamado urgente a los tres niveles de gobierno y al sector privado para unir esfuerzos y mitigar el impacto de la inseguridad, que se intensificó en septiembre de 2024 debido a disputas entre grupos criminales en Sinaloa. Este contexto ha dañado gravemente la imagen del estado y, en particular, de Mazatlán, su principal destino turístico.
Datos verificados de la Secretaría de Turismo estatal confirman una caída significativa: en marzo de 2025, la ocupación hotelera en Mazatlán alcanzó apenas el 44.9%, 17 puntos menos que el mismo mes del año anterior. Esta disminución pone en riesgo miles de empleos y el bienestar económico de la región, especialmente para los municipios aledaños que dependen del flujo de visitantes nacionales.
La respuesta del sector privado ha sido proactiva pero insuficiente frente a la magnitud del problema. Hoteleros han reducido tarifas hasta un 40% para atraer turistas, y la iniciativa privada ha invertido en eventos como el Sashimi de un Kilómetro, que logró un Récord Guinness la semana pasada y elevó la ocupación hotelera al 90% de manera puntual. Sin embargo, Cázares Oliveros advierte que estas acciones no sustituyen la necesidad de una estrategia integral. A diferencia de Quintana Roo, donde el sector privado compensó la desaparición del Consejo de Promoción Turística de México en 2019 con aportaciones propias, en Mazatlán los recursos públicos, como el impuesto al hospedaje del 3%, no se están destinando de manera efectiva para promover el destino.
La ausencia de datos oficiales sobre ocupación hotelera en Culiacán, suspendidos por el gobierno federal debido a la percepción de inseguridad, refleja la gravedad de la situación. Este vacío estadístico complica la planificación y refuerza la narrativa negativa que ahuyenta a los visitantes. Mientras tanto, la falta de apoyo contundente de los gobiernos federal y local deja a los empresarios en una posición vulnerable, obligados a asumir el costo de la promoción turística.
El caso de Mazatlán no es aislado. La inseguridad en Sinaloa, exacerbada por conflictos entre cárteles, se suma a un problema estructural en México: la percepción de violencia sigue siendo un lastre para el turismo, según reportes del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), que estima que el sector aporta el 8.7% del PIB nacional. La comparación con Quintana Roo, donde la colaboración público-privada ha sido clave, sugiere un camino viable pero exige voluntad política y coordinación.
En conclusión, Mazatlán enfrenta un desafío crítico que requiere más que esfuerzos aislados del sector privado. Sin una estrategia conjunta que aborde la inseguridad y restaure la confianza de los visitantes, el destino corre el riesgo de una crisis económica prolongada. La pregunta es si los gobiernos responderán al llamado o dejarán que el principal motor de Sinaloa se apague.