Meta entierra el secreto: Pruebas de daño mental en redes, silenciadas por ganancias
Documentos judiciales muestran que Meta enterró en 2020 un estudio con Nielsen que probaba daño psicológico directo en adolescentes por usar Instagram y Facebook
EU.- En un giro que expone las grietas del imperio Zuckerberg, documentos judiciales desclasificados revelan que Meta clausuró un estudio interno en 2020 —el “Proyecto Mercurio”, en colaboración con Nielsen— que demostraba un vínculo causal entre el uso de Facebook e Instagram y peores síntomas de depresión, ansiedad y soledad entre adolescentes. Participantes que desactivaron sus cuentas por una semana reportaron mejoras notables, pero la compañía lo descartó como “contaminado por narrativas mediáticas”, según memos internos citados en la demanda de distritos escolares de EE.UU. contra Meta, Google, TikTok y Snapchat. No es un escándalo aislado: esto huele a patrón, recordando las denuncias de la whistleblower Frances Haugen en 2021, donde Meta admitió internamente que sus algoritmos amplifican contenido tóxico para retener a los jóvenes, priorizando engagement sobre bienestar.
La crítica salta a la vista: mientras Mark Zuckerberg declaraba en un mensaje de 2021 que la seguridad infantil no era su “prioridad máxima” —optando por el metaverso—, la firma diseñaba filtros juveniles “ineficaces por deliberación” y toleraba hasta 17 intentos de tráfico sexual antes de actuar, según las alegaciones. Meta responde con un comunicado de su portavoz Andy Stone, tachando las citas de “Seleccionadas a conveniencia” y jactándose de “décadas de mejoras”, pero evade el meollo: ¿por qué bloquear pruebas que podrían haber salvado mentes vulnerables? Esta opacidad no solo erosiona la confianza pública, sino que cuestiona si las Big Tech ven a los usuarios como ratas de laboratorio en su carrera por datos.
El contexto agrava la factura: esta demanda, impulsada por Motley Rice en nombre de escuelas de todo el país, se suma a las de 2023 por parte de 42 estados contra Meta por dañar a menores, y a audiencias congresionales pendientes. Con una vista judicial el 26 de enero de 2026, el velo se levanta: ¿llegará la regulación federal que tanto evaden, o seguiremos contando tragedias en scrolls infinitos? Las víctimas, nuestros hijos, merecen más que excusas corporativas.



