¿México bajo la lupa? La SRE desmiente su implicación en un supuesto complot contra Noboa en Ecuador
“México no interviene en los asuntos internos de otras naciones”, sentencia el documento, fechado el 19 de abril y emitido desde la Ciudad de México
CDMX.- En un nuevo capítulo de las tensiones diplomáticas entre México y Ecuador, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) salió al paso este sábado para desmentir con vehemencia las acusaciones que señalan a México como el origen de un supuesto traslado de sicarios para atentar contra el presidente ecuatoriano, Daniel Noboa. La declaración, publicada a través de un comunicado oficial, no solo busca limpiar la imagen del país, sino que también exige “responsabilidad en las narrativas oficiales” de Ecuador. Sin embargo, las reacciones no se han hecho esperar, y usuarios en redes sociales han puesto en tela de juicio la postura mexicana, recordando episodios recientes que contradicen su supuesto principio de no intervención.
El comunicado de la SRE responde a un informe de las Fuerzas Armadas y la Inteligencia Militar de Ecuador, que alertó sobre un posible plan de grupos delincuenciales para desestabilizar al gobierno de Noboa, reelecto recientemente en una segunda vuelta el pasado 13 de abril. Según el ministro de Gobierno ecuatoriano, José de la Gasca, la amenaza terrorista habría involucrado a sicarios provenientes de México, una afirmación que la SRE calificó de infundada. “México no interviene en los asuntos internos de otras naciones”, sentencia el documento, fechado el 19 de abril y emitido desde la Ciudad de México. Pero, ¿es realmente tan sólida esta postura de no injerencia?
Un historial de tensiones y contradicciones
La relación entre México y Ecuador atraviesa un momento crítico desde abril de 2024, cuando las fuerzas ecuatorianas irrumpieron en la embajada mexicana en Quito para arrestar al exvicepresidente Jorge Glas, acusado de corrupción y quien había recibido asilo político por parte de México. Este acto, que México denunció como una violación a la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, llevó a la ruptura inmediata de las relaciones bilaterales y a la presentación de una demanda ante la Corte Internacional de Justicia. Desde entonces, la desconfianza mutua ha marcado las interacciones entre ambos países, y este nuevo episodio parece avivar aún más las llamas.
El pronunciamiento de la SRE, aunque contundente, no ha convencido a todos. En X, usuarios como @DrNajera0989 cuestionan por qué el gobierno mexicano siente la necesidad de “deslindarse” de acciones atribuidas al crimen organizado: “¿Será que cada vez que dicen ‘delincuentes mexicanos’, los gobernantes de Morena se sienten identificados?”. Otros, como @Pablocuchis, recuerdan las recientes declaraciones de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien en febrero de 2025 expresó su deseo de que Ecuador eligiera a una mujer como mandataria —en clara referencia a Luisa González, candidata de Revolución Ciudadana y rival de Noboa en las elecciones—. Este comentario, que muchos interpretaron como un respaldo implícito a González, parece contradecir el principio de no intervención que ahora defiende la SRE.
¿No intervención o intervención selectiva?
El historial reciente de México en política exterior añade más capas de complejidad al debate. En 2020, el gobierno mexicano organizó un operativo para trasladar en un avión de la Fuerza Aérea al expresidente boliviano Evo Morales, quien enfrentaba una crisis política en su país. Este episodio, mencionado por usuarios en X como @Regio_Mty_NL, fue visto por algunos como una intervención directa en los asuntos internos de Bolivia, a pesar de que México lo justificó como un acto humanitario. Asimismo, las palabras de Sheinbaum sobre las elecciones ecuatorianas, sugieren que México no siempre se mantiene al margen cuando sus intereses ideológicos están en juego.
Por otro lado, la acusación de Ecuador sobre la presencia de sicarios mexicanos no es un tema menor. El país sudamericano ha enfrentado una escalada de violencia ligada al crimen organizado, y las autoridades han señalado en múltiples ocasiones la influencia de cárteles mexicanos en la región. Sin embargo, atribuir directamente esta amenaza al gobierno mexicano, como parece haber insinuado el informe ecuatoriano, carece de pruebas concretas, al menos hasta el momento. La SRE, en este sentido, tiene razón al exigir responsabilidad en las declaraciones oficiales, pero su propia credibilidad se ve empañada por las contradicciones en su política exterior.
Un llamado a la reflexión
El cruce de acusaciones entre México y Ecuador no solo refleja las profundas heridas diplomáticas entre ambas naciones, sino también la fragilidad de la narrativa oficial en un contexto de creciente polarización regional. Mientras México insiste en su postura de no intervención, las acciones de su gobierno —desde el asilo a Glas hasta los comentarios de Sheinbaum— sugieren que esta doctrina es más flexible de lo que parece. Por su parte, Ecuador debe respaldar con pruebas sólidas cualquier señalamiento que implique a otro país, o de lo contrario corre el riesgo de alimentar teorías conspirativas que solo agravan la desconfianza.
En este escenario, la pregunta sigue en el aire: ¿es México realmente un actor neutral en los asuntos de América Latina, o su discurso de no intervención es solo una fachada para encubrir intereses políticos e ideológicos? La respuesta, al parecer, no es tan sencilla como un comunicado oficial quisiera hacernos creer. Mientras tanto, las tensiones entre México y Ecuador no muestran signos de disminuir, y el futuro de su relación diplomática sigue siendo una incógnita.