México en la cuerda floja: ¿Ganador o rehén de la tregua comercial entre EE.UU. y China?
México, que en 2023 superó a China como el mayor exportador a EE.UU. con $475,600 millones, ha capitalizado las tensiones comerciales previas.
CDMX.- La tregua comercial de 90 días entre Estados Unidos y China, que reduce aranceles al 30% y 10% respectivamente, ha puesto a México en el centro de una encrucijada económica. Este respiro en la guerra comercial, que estalló en abril con aranceles de hasta 145% por parte de EE.UU. y 125% por China, podría consolidar la posición de México como principal socio comercial de su vecino del norte, pero también expone vulnerabilidades que analistas y empresarios miran con cautela.
México, que en 2023 superó a China como el mayor exportador a EE.UU. con $475,600 millones, ha capitalizado las tensiones comerciales previas. La cercanía geográfica, el T-MEC y la reubicación de empresas chinas –como Hisense o JAC Motors– que buscan evadir aranceles estadounidenses han impulsado sectores como el automotriz y el manufacturero. En 2024, las exportaciones mexicanas de semiconductores crecieron 42%, según el secretario de Economía, Marcelo Ebrard. Sin embargo, esta tregua podría frenar temporalmente la llegada de nuevas inversiones asiáticas, ya que China podría recuperar competitividad con aranceles más bajos.
El riesgo es doble. Por un lado, México enfrenta un déficit comercial creciente con China, que en 2024 superó los $100,000 millones, según la Secretaría de Economía. Por otro, la dependencia del mercado estadounidense –80% de las exportaciones mexicanas– limita la diversificación. La Cláusula 32.10 del T-MEC, que restringe acuerdos comerciales con economías como China, complica aún más una estrategia autónoma. Analistas advierten que, sin una política industrial robusta, México podría quedar atrapado como mero ensamblador en las cadenas globales, sin capturar mayor valor agregado.
Empresas mexicanas, desde autopartes hasta electrónica, esperan que la tregua estabilice costos, pero la incertidumbre persiste. ¿Aprovechará México este momento para fortalecer su industria, o seguirá siendo un peón en el tablero geopolítico? La respuesta dependerá de cómo negocie su lugar en los próximos 90 días.