México en la mira de EU: La sombra de los medicamentos falsificados
Esta decisión coloca a México junto a países como China, India y Rusia
CDMX.- El 29 de abril de 2025, Estados Unidos incluyó a México en su lista de vigilancia prioritaria por preocupaciones sobre la falsificación de productos farmacéuticos, según el informe anual de la Oficina del Representante de Comercio (USTR). Esta decisión, que coloca a México junto a países como China, India y Rusia, refleja inquietudes persistentes sobre la protección de la propiedad intelectual y la proliferación de medicamentos falsificados, un problema que no solo afecta la economía, sino que representa un riesgo grave para la salud pública. Pero, ¿qué significa realmente esta medida y qué tan justificada está? Analicemos el contexto, los datos y las implicaciones con un lente crítico.
El contexto: Una lista con peso político y económico
La USTR publica anualmente su "Informe Especial 301", un documento que evalúa las prácticas de propiedad intelectual de más de 100 socios comerciales de Estados Unidos. En 2025, México fue trasladado de la lista de vigilancia regular a la de vigilancia prioritaria, un movimiento que implica una supervisión más estricta y una "interacción bilateral intensa" durante el próximo año. Según el informe, la decisión se basa en "deficiencias y violaciones" en la protección de derechos de propiedad intelectual, particularmente en el sector farmacéutico, donde la falsificación y la piratería son preocupaciones centrales.
El mercado farmacéutico mexicano es significativo: en 2023, el intercambio comercial de productos farmacéuticos alcanzó los 10,050 millones de dólares, con exportaciones de 273 millones y compras internacionales de 711 millones en noviembre de 2024. Sin embargo, la falsificación ha sido un problema recurrente. La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) ha emitido múltiples alertas sobre medicamentos falsificados, desde analgésicos como Aspirina hasta tratamientos oncológicos como Xeloda. Por ejemplo, en septiembre de 2024, Cofepris identificó lotes falsificados de seis productos de Bayer, incluyendo Cafiaspirina y Desenfriol, que no contenían los principios activos declarados o presentaban irregularidades en el etiquetado. Más recientemente, en abril de 2025, se emitieron alertas por falsificaciones de soluciones oftálmicas, destacando la falta de garantías sobre su calidad y seguridad.
Un problema real, pero ¿exagerado?
La inclusión de México en esta lista no es un hecho aislado. Desde al menos 2023, el Departamento de Estado de EU ha expresado preocupación por los medicamentos falsificados en México, señalando riesgos como la contaminación con fentanilo o metanfetamina. Estas alertas, sin embargo, han sido criticadas por su tono alarmista y por generalizar un problema que no es exclusivo de México. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que los medicamentos falsificados representan un problema global, afectando incluso a países con regulaciones estrictas. En México, Cofepris reportó en 2013 que la falsificación representaba solo el 1.8% del mercado ilegal de medicamentos, una cifra baja comparada con otros delitos como la venta de fármacos vencidos o robados.
La narrativa de EU también tiene un trasfondo político. La administración de Donald Trump, que asumió el poder en 2025, ha intensificado su retórica contra México en temas comerciales, desde aranceles hasta la producción automotriz. La inclusión en la lista de vigilancia podría ser una herramienta para presionar a México en negociaciones bilaterales, especialmente en el marco del T-MEC, donde la propiedad intelectual es un punto sensible. Además, la USTR no proporciona datos específicos sobre el volumen de medicamentos falsificados provenientes de México, lo que levanta preguntas sobre la solidez de sus acusaciones. ¿Es México un epicentro de falsificación o simplemente un chivo expiatorio en una agenda comercial más amplia?
Las implicaciones: Salud, economía y soberanía
La falsificación de medicamentos es, sin duda, un problema serio. Los productos falsificados, que a menudo carecen de principios activos o contienen sustancias peligrosas, pueden llevar al fracaso terapéutico o incluso a la muerte. Cofepris ha intensificado sus esfuerzos, emitiendo alertas sanitarias y retirando lotes falsificados, como los de Erbitux y Xeloda en junio de 2024. Sin embargo, el organismo enfrenta desafíos: recursos limitados, corrupción en la cadena de distribución y un mercado informal que facilita la venta de medicamentos sin regulación. En 2013, el entonces comisionado Mikel Arriola reportó un aumento del 5,140% en el aseguramiento de fármacos ilegales, pero el problema persiste.
Económicamente, la vigilancia prioritaria podría afectar la inversión extranjera en la industria farmacéutica mexicana, que históricamente ha atraído miles de millones de dólares de países como EU y Alemania. Empresas como Bayer y Laboratorios Sophia, que han denunciado falsificaciones, podrían presionar por regulaciones más estrictas, pero también podrían reconsiderar su presencia en el mercado mexicano si perciben un entorno inestable. Además, la etiqueta de "lista negra" podría dañar la reputación de México como socio comercial confiable.
Desde una perspectiva de soberanía, la decisión de EU plantea preguntas sobre la autonomía de México para abordar sus propios problemas. Mientras Cofepris trabaja en regulaciones como la NOM-241-SSA1-2025 sobre buenas prácticas de fabricación, la intervención de EU podría ser vista como una injerencia en asuntos internos. Por otro lado, la cooperación internacional, como la propuesta por el embajador Anthony Wayne en 2013, podría ser una vía para fortalecer los controles sin ceder a presiones externas.
¿Y ahora qué?
México enfrenta un dilema: demostrar que puede combatir la falsificación de manera efectiva o arriesgarse a sanciones comerciales y una mayor tensión con EU. La respuesta no solo debe venir de Cofepris, sino de un esfuerzo coordinado que incluya a la Secretaría de Salud, la industria farmacéutica y las autoridades aduaneras. Campañas de concientización, como la propuesta por la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF), podrían educar a los consumidores sobre los riesgos de comprar medicamentos en el mercado informal.
Sin embargo, México también debe exigir transparencia a EU. La USTR debe respaldar sus acusaciones con datos concretos, no con generalizaciones que alimenten narrativas negativas. Mientras tanto, los consumidores mexicanos deben permanecer alerta, verificando los números de lote y comprando solo en farmacias autorizadas.
La inclusión de México en la lista de vigilancia es un llamado de atención, pero también una oportunidad para abordar un problema que afecta la salud y la economía. La pregunta es si el gobierno de Claudia Sheinbaum optará por una respuesta proactiva o si permitirá que la narrativa de EU dicte los términos del debate.