Migrantes mexicanos: el motor económico que desafía los mitos en EE. UU.
El estudio también invita a reflexionar sobre las narrativas que criminalizan a los migrantes. La idea de que “quitan empleos” o “aumentan la criminalidad” no resiste el escrutinio
CDMX.- En un contexto de crecientes tensiones migratorias y amenazas de deportaciones masivas, un estudio del Latino Donor Collaborative (LDC) pone en perspectiva el peso económico de los migrantes mexicanos en Estados Unidos. Según el informe presentado el 28 de abril de 2025, la economía generada por este grupo asciende a 781 mil millones de dólares anuales, una cifra que se dispara a 2.06 billones si se incluye a toda la población de ascendencia mexicana. Este impacto los posicionaría como la décima economía mundial, superando a países como Italia o Brasil, y solo por debajo de gigantes como Estados Unidos, China o Japón. Pero más allá de los números, este dato revela una verdad incómoda: los migrantes mexicanos no son una carga, sino un pilar esencial de la economía estadounidense, una narrativa que choca frontalmente con los discursos antimigratorios.
El estudio, presentado en la conferencia matutina de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, no solo busca destacar la contribución económica, sino también desmontar estereotipos. Ana Teresa Ramírez, directora del LDC, subrayó que los 38 millones de mexicanos y mexicoamericanos en EE. UU. —de los cuales solo 4 millones son indocumentados— generan un impacto desproporcionado. Las empresas latinas, en las que los mexicanos tienen un rol preponderante, crecieron un 44% entre 2018 y 2023, aportando 800 mil millones de dólares anuales. Además, los migrantes contribuyen con cerca de 100 mil millones en impuestos, desbaratando la idea de que “solo reciben beneficios”. Ramírez también destacó el papel de las mujeres mexicanas, quienes ostentan la tasa de empleo más alta entre todos los grupos en EE. UU. y toman el 86% de las decisiones económicas en los hogares latinos.
El trasfondo político de este informe es innegable. Sheinbaum lo utilizó como una herramienta diplomática para contrarrestar las políticas antimigratorias de Donald Trump, quien ha intensificado su retórica sobre deportaciones masivas y aranceles. Con cerca de la mitad de los 11 millones de indocumentados en EE. UU. siendo mexicanos, el mensaje es claro: deportarlos no solo sería inhumano, sino un error económico para el propio Estados Unidos. Ramírez lo expresó sin rodeos: “Estas deportaciones afectarían a personas bilingües, con capital y crédito, que son una bendición para cualquier economía”. La presidenta mexicana también resaltó que el 80% del ingreso de los mexicanos en EE. UU. se queda en ese país, mientras que el 20% llega a México en remesas, proyectadas en 65 mil millones de dólares para 2024, un récord histórico.
Sin embargo, el panorama no está exento de claroscuros. Si bien el estudio celebra la sinergia entre México y EE. UU., con 130 millones de habitantes en el primero y casi 40 millones de mexicanos en el segundo, las políticas migratorias de Trump podrían tener consecuencias devastadoras. Un análisis de la Universidad de Guadalajara estima que las deportaciones y un posible impuesto del 10% a las remesas podrían reducir estos flujos en 13 mil millones de dólares anuales. Además, la economía mexicana, que depende en un 4% de su PIB de las remesas, enfrenta un crecimiento proyectado de apenas 1.2% para 2025, el más bajo de América Latina según la CEPAL. Esto refleja la vulnerabilidad de México ante las políticas proteccionistas de su vecino del norte.
El estudio también invita a reflexionar sobre las narrativas que criminalizan a los migrantes. La idea de que “quitan empleos” o “aumentan la criminalidad” no resiste el escrutinio. Los latinos, liderados por los mexicanos, representan el 19.5% de la población estadounidense y son responsables del 25.6% del crecimiento en el mercado de vivienda en la última década. En el sector tecnológico, las empresas latinas superan a las anglosajonas en crecimiento de ingresos y adopción de inteligencia artificial. Dentro de diez años, el 78% de los nuevos trabajadores en EE. UU. serán latinos, un dato que subraya su importancia futura.
Este informe no solo es un ejercicio de estadísticas, sino un llamado a replantear el debate migratorio. Mientras Trump insiste en cerrar fronteras, los números muestran que los migrantes mexicanos son un activo indispensable para la economía estadounidense. Sin embargo, la pregunta persiste: ¿prevalecerán los datos sobre los prejuicios en un clima político cada vez más polarizado? Para México, la respuesta no solo implica defender a sus ciudadanos, sino también fortalecer su propia economía para reducir la dependencia de las remesas y ofrecer oportunidades que eviten la migración forzada. Porque, como bien dijo Ramírez, la sinergia entre ambos países es “una oportunidad tremenda”, pero solo si se gestiona con visión y no con muros.