¡Miss Universo en crisis total! Orden de arresto contra Anne Jakrajutatip en Tailandia y Raúl Rocha acusado de racismo por rechazar candidatas africanas
Orden de captura contra Anne Jakrajutatip por fraude de 30 millones de baht; la co-propietaria de Miss Universo estaría en México. Al mismo tiempo, Raúl Rocha Cantú es acusado de racismo
CDMX.- La tailandesa Anne Jakrajutatip, la mujer trans que compró Miss Universo en 2022 por 20 millones de dólares y lo vendió hace meses entre deudas, tiene desde ayer orden de captura en Bangkok por fraude de casi un millón de dólares. No se presentó a declarar, huyó a México y la justicia tailandesa ya la busca. Su empresa JKN está en quiebra técnica desde 2023 y ella borró hasta su foto de la página web. El sueño de la “dueña inclusiva” se derrumbó en menos de tres años.
Mientras tanto, el nuevo amo mexicano, Raúl Rocha Cantú, se metió solo en la hoguera. En una entrevista con Adela Micha, el magnate justificó la no victoria de la marfileña Olivia Yacé —quien renunció a su título continental— alegando que su pasaporte requiere visa para 175 países, complicando las giras globales: “Queremos que sea Universo, la que más viaje (...) si le piden visa en 175 países está medio difícil, ¿no?”. Ophély Mézino, Miss Guadalupe 2019, no se contuvo y lo tildó de “racista” en una carta abierta en Instagram: “¿Intentas buscar una excusa racista para no elegir a alguien altamente calificada?”. Mézino defiende a las afrodescendientes, acusando al certamen de usarlas como reclamo inclusivo sin darles corona real. Un exjurado, Omar Harfuch, respalda la denuncia: Rocha habría pedido explícitamente no votar por africanas por “problemas migratorios”. Hasta Miss Noruega reveló que el Top 10 se armó 15 días antes de la final. La corona de la mexicana Fátima Bosch huele a amaño y el certamen acumula renuncias, hospitalizaciones y demandas.
De heroína trans a prófuga, de salvador mexicano a señalado por discriminación: Miss Universo pasa de ser símbolo de diversidad a circo de escándalos financieros y prejuicios. El glamour se les cae a pedazos y el público ya no sabe si reír o llorar.





