Monreal defiende a Adán Augusto ante acusaciones de ingresos no declarados
El senador zacatecano asegura solidaridad con el exsecretario de Gobernación, pese a investigaciones que revelan millonarias transferencias a su cuenta personal
CDMX.- En un intento por blindar a Adán Augusto López Hernández, Ricardo Monreal Ávila, excoordinador de Morena en el Senado, ha salido al quite con un discurso que huele más a estrategia política que a genuina preocupación por la verdad. Frente a los micrófonos, Monreal asegura que está “solidario” con Adán Augusto, quien enfrenta acusaciones de haber recibido 79 millones de pesos de empresas privadas no declaradas. Sin embargo, su defensa parece más un ejercicio de distracción que una respuesta contundente a las graves irregularidades que se le imputan al exsecretario de Gobernación.
Monreal, con su habitual tono mesurado, sostiene que no se puede “llevar a nadie por la infamia ni por la vileza”. Pero, ¿qué hay de las pruebas? Mientras Adán Augusto sostiene en alto un documento que presume como evidencia de su inocencia, la realidad es que su declaración patrimonial de 2023 reporta ingresos por apenas 7 millones de pesos, una cifra que palidece frente a los 22 millones que, según los documentos, realmente recibió. ¿Dónde está la transparencia que tanto pregonan desde Morena?
El senador zacatecano insiste en que el Legislativo es un “poder autónomo” y que no se le puede poner “entre la espada y la pared” a la presidenta Claudia Sheinbaum. Sin embargo, su argumento ignora el hecho de que la autonomía no exime a nadie de rendir cuentas. Si Morena se jacta de ser un partido que combate la corrupción, ¿por qué no exigir una investigación a fondo? ¿Por qué no demandar que se aclaren las transferencias millonarias que involucran a empresas beneficiadas con recursos públicos y, en algunos casos, señaladas como fantasmas por el SAT?
La solidaridad de Monreal con Adán Augusto no solo resulta cuestionable, sino que también pone en entredicho la credibilidad de un partido que, desde su nacimiento, ha prometido limpiar la política mexicana. En lugar de exigir pruebas y transparencia, Monreal parece más interesado en proteger a uno de los suyos, tal vez consciente de que, si cae Adán Augusto, podrían tambalearse otros pilares del proyecto morenista.
En este juego de poderes, lo que queda claro es que la verdad sigue siendo una víctima colateral. Mientras Monreal habla de “infamia”, los mexicanos merecemos respuestas, no discursos que intenten tapar el sol con un dedo. Porque, al final, la verdadera vileza no está en las acusaciones, sino en el silencio frente a la corrupción.