Monreal frena la ley anti-memes, pero ¿es suficiente para proteger la libertad de expresión?
El coordinador de Morena en San Lázaro asegura que la propuesta no avanzará y defiende la libertad de expresión
CDMX.- En un giro inesperado, Ricardo Monreal, coordinador de los diputados de Morena, salió al quite para detener una iniciativa que hubiera puesto en jaque la libertad de expresión en México. La propuesta, impulsada por el diputado Armando Corona Arvizu, buscaba castigar con hasta seis años de prisión la creación de stickers, memes o contenido generado con inteligencia artificial sin el consentimiento de la persona involucrada, especialmente si se trataba de figuras públicas. Sin embargo, Monreal no solo rechazó la iniciativa, sino que la tildó de inviable, asegurando que no avanzará en el Congreso.
La reacción de Monreal no es sorprendente si se considera su historial de defensa a la libertad de expresión, pero también abre preguntas sobre la coherencia de su posición. Si bien aplaudimos su rechazo a una medida que hubiera criminalizado prácticas cotidianas en las redes sociales, no podemos ignorar que esta iniciativa no surgió de la nada. Forma parte de una tendencia preocupante en el Congreso, donde propuestas absurdas y regresivas han encontrado eco, alimentadas por una falta de entendimiento sobre cómo funciona la esfera digital.
El contexto es clave aquí. México ya enfrenta serios problemas con la libertad de expresión, especialmente para periodistas y activistas. Según datos de la organización Artículo 19, entre 2010 y 2023, al menos 150 comunicadores han sido asesinados en el país, muchos de ellos por ejercer su derecho a informar. En este escenario, una ley que penalice memes y stickers no solo sería un exceso, sino un peligro para las garantías individuales. Monreal lo dijo claro: “No hay que hacer nada que afecte la libertad de expresión, ni que involucione en derechos humanos”. Pero, ¿qué tan firme será esta postura cuando otras iniciativas regresivas, como la reforma a la Ley de Amparo, avanzan sin mayor oposición?
La iniciativa de Corona Arvizu, además, no solo es un disparate desde el punto de vista legal, sino también político. Su autor, un diputado con un historial de propuestas fallidas, parece más interesado en ganar reflectores que en legislar con sentido. No es casualidad que su propuesta haya sido recibida con memes y críticas en redes sociales, un recordatorio de que la opinión pública no está dispuesta a aceptar restricciones arbitrarias a su derecho a expresarse.
Sin embargo, el rechazo de Monreal no debe interpretarse como una victoria definitiva. La verdadera prueba será ver cómo el Congreso maneja otras propuestas que, aunque menos visibles, también amenazan los derechos humanos. En un país donde la censura y la autocensura ya son problemas estructurales, la defensa de la libertad de expresión no puede ser selectiva. Monreal tiene razón al decir que las leyes deben ser progresistas, pero para que eso sea más que un discurso, se necesita acción concreta y consistente.
En resumen, mientras celebramos que la ley anti-memes no avance, no podemos bajar la guardia. La batalla por la libertad de expresión en México está lejos de terminar, y cada iniciativa, por absurda que parezca, es un recordatorio de lo frágil que puede ser este derecho en manos de quienes no lo comprenden.