Monreal: ¿Una revocación de mandato para apagar el fuego o avivarlo?
El senador propone el mecanismo como alternativa a la manifestación convocada por la Generación Z
CDMX.- En un discurso que busca apagar las llamas de la indignación, el senador Ricardo Monreal afirmó que la presidenta Claudia Sheinbaum estaría dispuesta a someterse a una revocación de mandato, sugiriendo que la marcha del 15 de noviembre convocada por la Generación Z podría ser innecesaria. Desde el podio de la Cámara de Diputados, Monreal argumentó que este mecanismo, introducido en la Constitución por el gobierno de López Obrador, es un derecho ciudadano que no requiere de “furia” ni “odio digital” para ejercerse.
Sin embargo, esta declaración no solo llega en un momento de creciente descontento social, sino que también plantea preguntas críticas sobre las intenciones reales detrás de la oferta. La revocación de mandato, aunque presentada como un ejercicio democrático, ha sido criticada en el pasado por su falta de vinculación real con las decisiones gubernamentales, como quedó evidenciado en la consulta de 2022, donde la participación fue baja y los resultados no tuvieron consecuencias prácticas. ¿Es esta una verdadera apertura al diálogo o una estrategia para desmovilizar a los manifestantes?
El contexto no ayuda a Monreal. La desconfianza en las instituciones mexicanas, alimentada por episodios de manipulación electoral y la reciente militarización del país bajo Sheinbaum, hace que muchas voces cuestionen la sinceridad de esta propuesta. Además, la revocación de mandato no responde a las demandas específicas de la marcha, que van más allá de un simple referéndum y apuntan a un cambio estructural en la gobernanza.
En última instancia, Monreal parece intentar desinflar un movimiento que ha ganado fuerza no solo por su tamaño, sino por su diversidad y determinación. Sin embargo, la historia reciente sugiere que las palabras desde el poder no siempre se traducen en acciones. La pregunta que queda en el aire es si esta oferta será tomada en serio o si, como en otras ocasiones, terminará siendo un gesto vacío frente a un país que exige más que promesas.



