¿Morena contra las reglas del juego? Padierna exige retener la presidencia en diputados para "proteger" a Sheinbaum
Dolores Padierna insiste en que Morena mantenga el control de la Mesa Directiva para apoyar a Claudia Sheinbaum, generando tensiones con el PAN, que reclama su turno legal para presidir
CDMX.- En el arranque de la nueva legislatura en México, con Claudia Sheinbaum asumiendo la presidencia el 1 de octubre de 2025, las tensiones en la Cámara de Diputados escalan. Dolores Padierna, diputada de Morena, ha encendido la polémica al insistir en que su partido debe mantener el control de la Mesa Directiva para evitar que el PAN cometa "groserías" contra la mandataria. Esta postura, expresada en una reunión interna de Morena el 30 de agosto, revela fisuras en el oficialismo y plantea un desafío a las normas constitucionales que regulan la rotación del poder legislativo.
El contexto es claro: según la Ley Orgánica del Congreso y sus reglamentos, el segundo año de la legislatura —que inicia el 1 de septiembre de 2025— corresponde al segundo grupo parlamentario más grande, el PAN, presidir la Cámara. Ricardo Monreal, coordinador de Morena en Diputados, lo confirmó públicamente tras una maratónica sesión de casi 12 horas: sin acuerdo, el actual presidente Sergio Gutiérrez Luna podría extender su mandato hasta cinco días, pero cualquier decisión posterior sería vulnerable a impugnaciones constitucionales. Padierna, sin embargo, minimiza estas "cosas constitucionales" y prioriza la lealtad a Sheinbaum, argumentando que la presidencia de la Cámara acompaña a la presidenta en actos republicanos. "Sería una falta de respeto", dijo, evocando el conflicto entre la exministra Norma Piña y Andrés Manuel López Obrador como un mal ejemplo.
Analíticamente, esto huele a un intento de concentración de poder que socava la alternancia democrática. Morena, con mayoría calificada junto a sus aliados PVEM y PT, podría forzar la mano, pero a costo de credibilidad. Padierna, flanqueada por Leonel Godoy y Julio César Moreno, rechazó propuestas panistas de figuras como Kenia López Rabadán o Federico Döring, y hasta se postuló para la vicepresidencia, retando: "Si me quieren destituir, ya es otra cosa". Este "canibalismo guinda" interno, como se describe en círculos políticos, expone divisiones: mientras Monreal busca diálogo con la oposición, la línea dura de Padierna prioriza blindar al Ejecutivo sobre respetar la ley.
Los hechos verificados son contundentes: sin cambios a la ley, el PAN tiene derecho legal, y cualquier maniobra podría invalidar actos legislativos futuros. Además, la Comisión de Hacienda queda acéfala, con Carol Altamirano como interino, agravando la inestabilidad. En un país donde la polarización ya es moneda corriente, esta estrategia podría erosionar la legitimidad de Sheinbaum desde el día uno, recordándonos que el poder absoluto corrompe absolutamente. ¿Vale la pena el riesgo por evitar "groserías"? El tiempo —y los tribunales— lo dirán.