Mr.Beast en el ojo del huracán: ¿Promoción cultural o explotación patrimonial en Chichén Itzá y Calakmul?
“Nunca nos han demandado. Eso es falso y me entristece ver a la gente difundiendo mentiras” escribió Mr.Beast en su cuenta de X
E.U.- El youtuber estadounidense Jimmy Donaldson, conocido como MrBeast, se encuentra en el centro de una controversia tras la publicación de un video en su canal de YouTube, donde recorre las zonas arqueológicas de Chichén Itzá, Calakmul y Balankanché. El contenido, que acumula millones de vistas, ha desatado críticas en México por la forma en que presenta la historia maya y por insinuar un acceso privilegiado a áreas restringidas, algo que ha generado indignación entre ciudadanos, especialistas y autoridades.
La polémica escaló hasta involucrar al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la Secretaría de Cultura, la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, y la presidenta Claudia Sheinbaum. Según reportes iniciales, el gobierno mexicano habría contemplado acciones legales contra la productora de MrBeast, acusándola de usar la imagen de sitios arqueológicos para promocionar su marca de chocolates, Feastables, en violación de las regulaciones patrimoniales. Sin embargo, el INAH no ha confirmado oficialmente una demanda, y la información disponible sugiere que las acusaciones podrían basarse en malentendidos amplificados por redes sociales.
En respuesta, MrBeast utilizó su cuenta de X el pasado 18 de mayo para desmentir las acusaciones. Afirmó que el video se grabó con todos los permisos necesarios, bajo la supervisión de arqueólogos y representantes gubernamentales, y con el respaldo explícito de la gobernadora Sansores. “Nunca nos han demandado. Eso es falso y me entristece ver a la gente difundiendo mentiras”, escribió, subrayando que su equipo respetó las normativas y que la mención de Feastables se filmó fuera de las zonas arqueológicas. Además, reveló haber financiado pozos de agua en Campeche y un fondo con el INAH para apoyar la arqueología local, acciones que, según él, no planeaba publicitar.
El caso pone sobre la mesa tensiones más profundas. Por un lado, el video de MrBeast, con su alcance global, puede fomentar el interés por la cultura maya, como él mismo argumenta al compararlo con su contenido sobre las pirámides de Egipto. Por otro, la percepción de un acceso privilegiado y la promoción comercial, aunque legal, despiertan recelo en un país donde el patrimonio cultural es un tema sensible, marcado por siglos de expolio y una estricta regulación desde la creación del INAH en 1939. La Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas prohíbe el uso de sitios patrimoniales con fines comerciales sin autorización, y cualquier percepción de incumplimiento, aunque infundada, puede avivar el descontento.
El respaldo de Sansores, quien según MrBeast apoyó el proyecto, contrasta con las críticas de algunos sectores que ven en el video una trivialización de la historia maya. La falta de claridad inicial por parte de las autoridades sobre los permisos otorgados alimentó la especulación, evidenciando la necesidad de mayor transparencia en la gestión de proyectos de alto perfil en sitios arqueológicos.
Este episodio refleja el desafío de equilibrar la difusión cultural con la preservación patrimonial en la era digital. Mientras MrBeast defiende su intención de celebrar la cultura mexicana, la controversia subraya la importancia de una comunicación clara y una coordinación efectiva entre creadores de contenido, autoridades y comunidades locales para evitar que la promoción global del patrimonio se perciba como explotación.