Músculos de acero, mente eterna: ¿El gimnasio como elixir contra el Alzheimer?
Estudio RSNA 2025: más masa muscular y menos grasa visceral se asocian a un cerebro hasta 10 años más joven
EU.- Imagina un gimnasio donde no solo forjas abdominales, sino que rebobinas el reloj de tu cerebro. Un estudio presentado esta semana en la reunión anual de la Sociedad de Radiología de Norteamérica (RSNA) sacude los cimientos del antienvejecimiento: personas con mayor masa muscular y menos grasa visceral alrededor de los órganos exhiben cerebros que funcionan como si tuvieran hasta una década menos. Analizando miles de escáneres cerebrales, los investigadores hallaron que esa proporción músculo-grasa predice una “edad cerebral” más joven, vinculando el entrenamiento de fuerza con una protección neuronal que podría ralentizar el declive cognitivo. No es casualidad; un análisis genético de 2023 en BMJ Medicine respalda que cada desviación estándar extra de masa magra reduce el riesgo de Alzheimer en un 12%, sugiriendo un lazo causal más allá de la mera correlación.
Pero vayamos con pies de plomo: este boom por los “músculos neuroprotectores” llega en plena fiebre por hacks antiedad, de suplementos dudosos a terapias genéticas millonarias. Aunque prometedor, el estudio de RSNA es observacional y no prueba que levantar pesas “revierta” el envejecimiento; factores como dieta o genética podrían mediar. Críticos señalan que, en ensayos como el de la Universidad de Sídney (2020), solo dos sesiones semanales de pesas preservan el hipocampo —clave en la memoria— por un año, pero los efectos se diluyen sin constancia. Aun así, en un mundo donde la demencia acecha a uno de cada tres mayores de 85, esta evidencia refuerza lo básico: el ejercicio no es lujo, es armadura.
La receta es simple y accesible: integra rutinas de fuerza tres veces por semana, como sugiere el consenso médico, para maximizar esa “barrera” contra la demencia. No esperes milagros —la ciencia aún desentraña cómo los músculos liberan factores protectores como irisina—, pero ¿por qué no apostar por lo probado? En tiempos de longevidad obsesiva, recordar que el cuerpo y la mente bailan al mismo ritmo podría ser la verdadera revolución.



