Museos en crisis: El INAH cierra sus puertas y expone el patrimonio cultural de México
Trabajadores del INAH denunciaron el cierre de museos emblemáticos, tras un cambio abrupto en la seguridad de los recintos.
CDMX.- En un país que presume su riqueza cultural como bandera, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) enfrenta una crisis que pone en jaque su capacidad para proteger el patrimonio de la nación. Trabajadores del INAH denunciaron el cierre de museos emblemáticos como el Museo Nacional de Historia, en el Castillo de Chapultepec, y el Museo Nacional de las Intervenciones, tras un cambio abrupto en la seguridad de los recintos. La Policía Auxiliar de la Ciudad de México fue reemplazada por dos empresas privadas, una decisión que ha desatado críticas por su falta de planeación y que evidencia una alarmante precarización en la gestión cultural del país.
El Sindicato de Restauradores del INAH señaló que este cambio, aunque legal, se hizo sin un proceso de transición ni diálogo previo, lo que calificaron como un "retroceso en la protección de los bienes culturales". Argumentan que la tercerización —o outsourcing— de servicios como la seguridad, que ya se había aplicado en áreas como la limpieza, ahora pone en riesgo el patrimonio al reducir el número de elementos de seguridad, aumentar la rotación de personal y carecer de capacitación específica para resguardar sitios históricos. Un video que circula en redes sociales muestra a trabajadores del Museo Nacional de Historia denunciando que, por segundo día consecutivo, no llegaron suficientes guardias para operar el recinto, forzando su cierre "hasta nuevo aviso".
Este no es un problema aislado, sino el reflejo de una crisis estructural más profunda. Desde 2019, bajo la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, el presupuesto del sector cultural ha sido diezmado. Según un reporte de The Art Newspaper de 2021, el Ministerio de Cultura perdió el 75% de su presupuesto operativo, quedándose con apenas 693 millones de dólares para ese año, una cifra que ha seguido mermando. Esta austeridad, justificada como una medida contra la corrupción de gobiernos anteriores, ha dejado a museos y sitios arqueológicos en una situación de vulnerabilidad extrema, con recortes en conservación, salarios impagos y ahora, una seguridad insuficiente.
El timing de esta crisis es particularmente irónico. Apenas el 4 de junio, el Museo Nacional de Antropología (MNA) recibió el prestigioso Premio Princesa de Asturias de la Concordia por su labor en la preservación del patrimonio antropológico. Sin embargo, ese mismo día, el MNA y otros museos del INAH, como el Templo Mayor y el Museo del Carmen, cerraron sus puertas por falta de personal de seguridad, evidenciando una contradicción brutal entre los reconocimientos internacionales y la realidad operativa.
Estudios académicos respaldan las preocupaciones de los trabajadores. Un análisis publicado en el Journal of Cultural Economics en 2021 advirtió que la tercerización de la seguridad en instituciones culturales incrementa los riesgos de robo y daño, debido a la falta de formación especializada del personal contratado. En México, donde piezas como la Piedra del Sol o los vestigios del Templo Mayor son tesoros de valor incalculable, este riesgo es inaceptable.
La situación del INAH no solo refleja un problema de presupuesto, sino una falta de prioridad hacia la cultura en un momento crítico. Mientras proyectos como el Tren Maya reciben millones, los museos que resguardan el legado de México se ven obligados a cerrar sus puertas. La pregunta es inevitable: ¿cómo puede un país que se enorgullece de su pasado descuidar así su presente cultural? Sin un cambio urgente, el patrimonio que tanto celebramos podría convertirse en un recuerdo robado o dañado por la negligencia.