Narcocorridos al límite: De Natanael Cano a Los Alegres del Barranco, ¿Arte o apología del crimen?
Nos están prohibiendo cantar… pero al final, nos vale. Pídaselo a su gobierno, no a mí"
Show.- En un fin de semana cargado de controversia, dos eventos en México volvieron a encender el debate sobre los narcocorridos y su lugar en la cultura, Natanael Cano desafió la censura en la Feria Nacional de San Marcos en Aguascalientes, mientras Los Alegres del Barranco provocaron al gobierno de Jalisco al proyectar letras de canciones que glorifican al narcotráfico. Ambos casos, ocurridos entre el 3 y 4 de mayo de 2025, reflejan las tensiones entre libertad artística y la lucha contra la apología del crimen en un país donde la violencia del narco sigue dejando cicatrices profundas.
El viernes 3 de mayo, Natanael Cano, máximo exponente de los corridos tumbados, se presentó en el palenque de la Feria Nacional de San Marcos, un evento tradicional que data del siglo XIX y que, según feriasanmarcos.mx, prometía "una noche inolvidable". Sin embargo, la velada se tornó caótica cuando el cantante de 23 años intentó interpretar "Cuerno Azulado", un tema que alude a Joaquín "El Chapo" Guzmán y supuestos nexos del gobierno con cárteles. Ante la prohibición local de cantar narcocorridos, Cano lanzó un mensaje desafiante: "Nos están prohibiendo cantar… pero al final, nos vale. Pídaselo a su gobierno, no a mí", según capturó el usuario de X @elalbertomedina. La respuesta de las autoridades fue inmediata, apagaron el micrófono y las bocinas, forzando el fin abrupto del concierto. Este incidente no es aislado; estados como Aguascalientes y Michoacán han endurecido regulaciones contra este género musical, que Billboard rastrea desde los años 70, cuando los corridos comenzaron a narrar hazañas de narcotraficantes.
Apenas un día después, el 4 de mayo, Los Alegres del Barranco subieron la apuesta en Jalisco. Durante un concierto, proyectaron las letras de sus narcocorridos en pantallas gigantes, invitando al público a cantar con un provocador mensaje: “Ellos no podían cantar corridos ¡! La gentese Sí”, como documentó José Díaz (@JJDiazMachuca) en X. Este acto desafía directamente la ley estatal impulsada por el gobernador Pablo Lemus, quien en abril de 2025 vetó cualquier presentación que exalte la violencia tras un escándalo previo del grupo. En marzo, en Guadalajara, la banda proyectó imágenes de “El Mencho”, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), y de “El Chapo”, lo que llevó a la revocación de sus visas en EE.UU.
El CJNG, vinculado a atrocidades como las torturas en Teuchitlán, es un recordatorio del costo humano que estas canciones suelen romantizar.
Ambos eventos reflejan una “narcocultura” arraigada en México, que, tiene raíces en Sinaloa desde la Prohibición en EE.UU. en los años 30, y que hoy resuena entre jóvenes. Sin embargo, la polarización es evidente. En X, usuarios como @axiom_nox critican a Los Alegres del Barranco, llamándolos “idiotas” que perpetúan la violencia, mientras otros, como @OldYharnamBB, señalan que en San Luis Potosí los narcocorridos siguen siendo celebrados. Por su parte, Natanael Cano, quien en 2024 expresó apoyo a Claudia Sheinbaum en Monclova, ahora critica al “gobierno” que censura su música, evidenciando una relación compleja con el poder. Sheinbaum, en cambio, aboga por la educación sobre la prohibición, promoviendo iniciativas como “México Canta” para fomentar un arte que no glorifique la violencia.
Los corridos, desde sus orígenes revolucionarios, han sido un espejo de las realidades sociales de México. Pero en un país donde el narco sigue cobrando vidas, la línea entre arte y apología se difumina. Mientras Cano y Los Alegres del Barranco defienden su derecho a cantar, el eco de su música plantea una pregunta incómoda: ¿es un reflejo legítimo de la realidad o un catalizador de la cultura del crimen? La respuesta sigue sin consenso, pero el debate, como las notas de un corrido, no deja de resonar.