"No están solos, pero ¿dónde estaba el gobierno cuando los necesitaron?": El Plan Michoacán de Sheinbaum bajo la lupa
Anuncio incluye refuerzo de fuerzas federales y seguimiento personal de la presidenta cada 15 días
CDMX.- En una ceremonia cuidadosamente orquestada en la Ciudad de México, la presidenta Claudia Sheinbaum presentó el “Plan Michoacán por la Paz y la Justicia”, un ambicioso esquema que promete inyectar más de 57,000 millones de pesos para abordar la violencia y la inseguridad en el estado. Con un discurso que combinó promesas de apoyo y un compromiso personal de seguimiento cada 15 días, Sheinbaum intentó proyectar una imagen de cercanía y determinación. Sin embargo, detrás de las palabras y los números, persisten preguntas incómodas que el gobierno parece no querer responder.
Un plan tardío en terreno hostil
El timing del anuncio no podría ser más controvertido. Apenas una semana antes, Carlos Manzo, alcalde de Uruapan, fue asesinado a plena luz del día durante las celebraciones del Día de Muertos, un acto que no solo sacudió a Michoacán, sino que expuso la fragilidad del tejido social en una región donde los cárteles operan con impunidad. Sheinbaum, al presentar el plan, mencionó el asesinato de Manzo como un dolor compartido, pero omitió mencionar por qué su administración no actuó con la misma celeridad cuando el alcalde solicitó ayuda.
El plan en sí mismo consta de 12 ejes y más de 100 acciones, con una inversión mixta que incluye recursos federales, estatales y municipales. Sin embargo, los detalles concretos sobre cómo se implementarán estas medidas en un estado donde la presencia del crimen organizado es omnipresente siguen siendo vagos. La promesa de fortalecer la presencia de fuerzas federales y establecer una oficina presidencial en Uruapan suena bien en el papel, pero ignora el historial de fracasos en estrategias similares. En 2022, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) respondió a operaciones militares con bloqueos y ataques en Michoacán, Jalisco y Guanajuato, demostrando que la mera presencia de uniformados no garantiza la paz.
¿Palabras o acciones?
Sheinbaum aseguró que “no traicionaremos la confianza del pueblo” y que personalmente dará seguimiento al plan. Sin embargo, estas declaraciones contrastan con la realidad en el terreno. En Sinaloa, otro estado azotado por la violencia, un plan similar fue anunciado con bombos y platillos, pero los niveles de inseguridad no han disminuido. De acuerdo con Insight Crime, la nueva ley de inteligencia aprobada en julio de 2025 busca coordinar esfuerzos entre agencias de seguridad, pero la efectividad de estas medidas dependerá de la voluntad política y la capacidad operativa, aspectos que han sido cuestionados en el pasado.
Además, el anuncio del plan en la capital, y no en Michoacán, envía un mensaje ambiguo. ¿Por qué no enfrentar directamente a los michoacanos en su propio territorio? La distancia física entre el Palacio Nacional y las calles de Uruapan, donde Manzo fue asesinado, simboliza una brecha mayor: la percepción de un gobierno lejano, más preocupado por las apariencias que por las soluciones reales.
Un contexto de crisis profunda
Michoacán no es un caso aislado. Desde hace décadas, el estado ha sido epicentro de disputas entre cárteles como Los Viagras, el Cártel de Jalisco Nueva Generación y las autodefensas. La violencia ha permeado todos los niveles de la sociedad, desde el asesinato de funcionarios públicos hasta el desplazamiento de comunidades enteras. Según datos de El País, en abril de 2025, el CJNG respondió a operaciones del gobierno con una oleada de bloqueos y ataques, lo que demuestra que la capacidad de respuesta del crimen organizado está intacta.
En este contexto, el plan de Sheinbaum enfrenta un desafío monumental. La inversión de 57,000 millones de pesos suena impresionante, pero sin una estrategia clara para desarticular las redes criminales y proteger a los ciudadanos, corre el riesgo de convertirse en otro capítulo de promesas incumplidas. La historia reciente de México está llena de ejemplos de planes de seguridad que fracasaron por falta de coordinación, corrupción o simples errores de ejecución.
La pregunta que queda en el aire
Al final del día, la pregunta que queda en el aire es si este plan realmente marcará una diferencia o si será otro ejercicio de relaciones públicas. Sheinbaum ha prometido “rendición de cuentas”, con reportes mensuales en las mañaneras, pero la confianza del pueblo no se gana con discursos, sino con resultados. Mientras tanto, los michoacanos, que han vivido bajo la sombra de la violencia por años, esperan respuestas. ¿Estarán realmente acompañados por su gobierno, o seguirán siendo víctimas de un sistema que parece incapaz de protegerlos? Solo el tiempo lo dirá.



