Noroña defiende a Adán Augusto: ¿Quién había oído hablar de La Barredora?
Noroña ignora la realidad tabasqueña y culpa a los medios, mientras la presidenta pide pruebas, algo que su partido olvida cuando ataca a la oposición
CDMX.- En un giro digno de un sketch de comedia, Gerardo Fernández Noroña, el senador que parece haber perdido el hilo entre la realidad y su propia narrativa, decidió defender a capa y espada a Adán Augusto López frente a las acusaciones sobre su vínculo con el grupo criminal "La Barredora". Sí, ese mismo grupo que, según Noroña, no es tan conocido. Porque, claro, si no lo conoce él, no existe. ¿O es que acaso el resto del país está exagerando?
Con su habitual estilo de "yo sé más que todos", Noroña se plantó frente a un micrófono en el Senado para soltar perlas como "¿quién había oído hablar de La Barredora?" Bueno, querido Noroña, tal vez los cientos de tabasqueños que han sufrido extorsiones, secuestros y asesinatos a manos de este grupo sí lo habían oído. Pero, claro, eso no cuenta, ¿verdad?
El hombre, con su camisa blanca y tirantes azules, parecía más un vendedor de seguros que un senador discutiendo sobre seguridad pública. Y es que, según él, no hay pruebas, no hay carpeta de investigación, no hay nada en contra de su amiguis intimo del alma Adán Augusto . Solo un "linchamiento mediático". Porque, obviamente, cuando la realidad no coincide con su narrativa, lo mejor es culpar a los medios.
Lo más gracioso –o patético, según se vea– es que Noroña compara a La Barredora con El Chapo Guzmán, sugiriendo que no es tan peligroso. Claro, porque un grupo criminal que opera con impunidad en Tabasco, aliado con el CJNG, y que ha dejado un rastro de sangre, no es nada comparado con un narcotraficante famoso. ¿Será que Noroña cree que la peligrosidad se mide por los likes en Instagram?
Y para rematar, asegura que no se puede sancionar a Adán Augusto sin pruebas y que no se le deben hacer señalamientos sin evidencias. Claro, eso sí, mientras ellos mismos se la pasan llamando "corruptos", "ladrones" y "mafiosos" a la oposición sin una sola prueba, basándose solo en dichos y narrativas. Porque, al fin y al cabo, las reglas son para los demás, no para ellos.
En resumen, Noroña nos regaló un espectáculo de defensa , ignorancia y un toque de sarcasmo involuntario. Porque, al final, si La Barredora no es conocida, ¿qué importa si ha matado, extorsionado o aterrorizado a miles? Para Noroña, lo importante es que no salga en las portadas de las revistas que lee. O que no lee, porque, según él, no hay noticias al respecto.
Quizá deberíamos enviarle un resumen, con ilustraciones, para que entienda. O mejor aún, que se dedique a lo que realmente sabe: hacer reír, aunque sea sin querer.