Noroña dice que el Tren Maya se descarriló "como en todos lados"
El convoy 304 del Tren Maya se salió de las vías en Izamal, Noroña defendió el proyecto, asegurando que estas fallas son comunes en trenes mundiales
CDMX.- Ah, el querido Tren Maya, ese prodigio de la ingeniería que parece haber sido diseñado por un equipo de expertos en "vamos a ver qué pasa". El martes, el convoy 304 decidió tomarse unas vacaciones no planificadas en Izamal, Yucatán, al salirse de las vías a baja velocidad. Según el general Lozano, fue una "anomalía" en el sistema automatizado, que sonó a excusa de manual: "No fue hackeo, no fue sabotaje, fue... ¡la tecnología que se rebeló!" No hubo heridos, pero sí 261 pasajeros que terminaron en autobuses, probablemente preguntándose si no hubiera sido más rápido ir en burro.
Este es el tercer descarrilamiento en menos de dos años, porque claro, ¿quién necesita vías bien fijadas cuando puedes inaugurar a tambor batiente? Primero Tixkokob en 2024, luego Limones en 2025, y ahora Izamal. Opositores como el PAN ya piden suspender el proyecto, citando 45 fallas, sobrecostos estratosféricos (5,807 millones de pérdidas hasta junio) y subsidios que harían sonrojar a un banco central (11,862 millones hasta 2024). Pero no se preocupen, amigos, porque según Noroña, "esto le pasa a todos los trenes del mundo". Sí, claro, como si el Shinkansen japonés o el Eurostar tuvieran descarrilamientos cada seis meses.
En la sesión de la Comisión Permanente, Noroña defendió el tren con la pasión de un fanático del futbol barril: "Fue una falla no humana, del sistema computarizado". O sea, las computadoras se equivocaron solitas, porque obviamente no hay humanos detrás programándolas. Y no, no hubo heridos, pero sí un "choque" que dejó a pasajeros temblando, con la Guardia Nacional haciendo de niñera.
Críticamente, comparar el Tren Maya con redes ferroviarias consolidadas es como comparar un carrito de hot dogs con un restaurante Michelin. Este tren, que triplicó su presupuesto inicial, sigue siendo un pozo sin fondo, con aforos ridículos y una rentabilidad que parece más un chiste que una realidad. Mientras Noroña minimiza, México se pregunta si no sería mejor invertir en caminos de terracería. Al fin y al cabo, por lo menos ahí no te descarrilas. ¿O sí?