Noroña el mala leche: "Ni siquiera sabemos si vamos a estar vivos para el 2030, Harfuch tiene un trabajo poquito peligroso"
Las declaraciones de Noroña llegan un día después de que un medio nacional publicara una encuesta que posiciona a García Harfuch como líder en preferencias rumbo a 2030.
CDMX.— En un nuevo capítulo de la política mexicana, donde las ambiciones presidenciales se cuecen a fuego lento, el senador por Morena, Gerardo Fernández Noroña, no perdió la oportunidad de lanzar una pulla cargada de ambigüedad y malicia contra Omar García Harfuch, el actual secretario de Seguridad federal y favorito en las encuestas para la candidatura presidencial de 2030. Durante una intervención este lunes, Noroña abordó las especulaciones sobre la sucesión presidencial con un comentario que, bajo la fachada de un “humor negro”, insinúa un destino incierto para Harfuch, al señalar que su trabajo es “poquito peligroso” y que, para contender en 2030, “lo primero es estar vivo”.
El contexto no es casual. Las declaraciones de Noroña llegan un día después de que un medio nacional publicara una encuesta que posiciona a García Harfuch como líder en preferencias rumbo a 2030, con un 53% de opiniones favorables y solo un 17% de percepción desfavorable. En segundo lugar, a solo tres puntos de distancia, aparece el propio Noroña con un 50%, seguido de cerca por Marcelo Ebrard, secretario de Economía, con un 49%. Estos números reflejan una carrera reñida dentro de Morena, donde las figuras ya comienzan a perfilarse, a pesar de que faltan cinco años para la contienda y apenas un año del mandato de Claudia Sheinbaum.
Con 65 años y una trayectoria marcada por su estilo confrontacional, Noroña no dudó en subrayar su edad y la de Ebrard, quien también rondará los 70 en 2030, para luego deslizar su comentario sobre Harfuch. “Parece humor negro, pero ni siquiera sabemos si vamos a estar vivos, ¿no? Marcelo también es de mi rodada, o sea, que en el 2030 ya vamos a estar grandecitos. Y Omar García Harfuch tiene un trabajo... poquito peligroso”, dijo el senador, con un tono que muchos interpretaron como una mezcla de sorna y advertencia. La frase, lejos de ser inocente, alude al historial de Harfuch, quien en 2020 sobrevivió a un atentado del Cártel Jalisco Nueva Generación y cuya labor al frente de la seguridad nacional lo mantiene en la mira de los grupos criminales.
El comentario de Noroña no solo destila una intención de desestabilizar al favorito, sino que también revela las tensiones internas en Morena, donde la lucha por el poder ya comienza a fracturar la unidad del partido. Mientras Harfuch y Ebrard, ambos exsenadores que solicitaron licencia para integrarse al gabinete de Sheinbaum, consolidan su imagen desde posiciones clave, Noroña parece apostar por la polémica para mantenerse en el reflector. Su mención al “peligro” del trabajo de Harfuch no solo es un golpe bajo, sino una maniobra que busca capitalizar la percepción de vulnerabilidad en un país donde la violencia política ha cobrado vidas de candidatos y funcionarios.
Analistas no tardaron en reaccionar. “Noroña sabe que la popularidad de Harfuch es un obstáculo para sus aspiraciones, y recurre a este tipo de retórica para sembrar duda”, señaló el politólogo Carlos Ramírez en una columna reciente. Por su parte, en plataformas como X, las reacciones se polarizaron: mientras algunos usuarios tacharon las palabras del senador de “irresponsables” y “de mal gusto”, otros las defendieron como un reflejo crudo de la realidad mexicana. “Noroña solo dijo lo que todos sabemos: ser político en México es jugársela”, escribió un usuario identificado como @MorenaSiempre.
En contraste, Harfuch optó por no engancharse en la provocación. Su equipo emitió un breve comunicado reafirmando su compromiso con la seguridad del país, mientras que Ebrard, fiel a su estilo diplomático, evitó comentar al respecto. Esta mesura contrasta con el historial de Noroña, quien, como precandidato en 2024, ya demostró su gusto por el enfrentamiento verbal para ganar atención. Sin embargo, esta estrategia podría costarle caro: aunque su 50% de aprobación lo mantiene competitivo, su tendencia a la confrontación podría alienar a los sectores de Morena que buscan un candidato menos divisivo.
Noroña, consciente de que el tiempo juega en su contra, no se descartó para 2030, aunque matizó que su “proyecto” inmediato es “seguir vivo”. Paralelamente, el senador ha expresado su interés en reelegirse como presidente de la Mesa Directiva del Senado, aunque condicionó su aspiración al apoyo de su bancada y al respeto por la paridad de género, mostrando un respaldo tibio a su compañera Laura Itzel Castillo. Este guiño a la disciplina partidista parece un intento de suavizar su imagen de lobo solitario, pero no borra la impresión de que su comentario sobre Harfuch fue un cálculo político deliberado.
El episodio pone en evidencia un Morena fragmentado, donde las ambiciones personales chocan con la narrativa de unidad que el partido ha intentado proyectar. Mientras Harfuch enfrenta los retos de la inseguridad y Ebrard se consolida en la economía, Noroña opta por el espectáculo verbal, una táctica que, aunque efectiva para mantenerse en la conversación, podría desgastarlo frente a un electorado que demanda resultados más que titulares. Lo cierto es que, en el camino a 2030, la política mexicana promete más rounds de este tipo, donde las palabras, como las de Noroña, pueden ser tan afiladas como un cuchillo.