¿Otra marcha de la Generación Z en México: Rebeldía o estrategia política?
El movimiento cita nuevamente a jóvenes con el lema “México no se rinde”, usando símbolos como la bandera nacional y el emblema pirata de One Piece
CDMX.- Apenas dos días después de las protestas que conmovieron al Zócalo, el colectivo Generación Z México vuelve a convocar. Este domingo, a través de un cartel cargado de simbolismo, anunciaron una nueva marcha para el 20 de noviembre a las 11 de la mañana en la capital. Con la bandera tricolor fusionada con el icónico emblema pirata de One Piece y el lema “México no se rinde”, el mensaje busca encender otra vez las calles, esta vez bajo el grito de guerra de una juventud harta de la violencia y la corrupción.
El movimiento, que el sábado reunió a miles en protesta contra el gobierno de Claudia Sheinbaum, ha levantado sospechas. La presidenta acusó a partidos de oposición de infiltrar el movimiento, mientras influencers de la misma generación se desmarcaron de la movilización inicial, dejando un sabor a duda sobre su espontaneidad. El uso del símbolo de One Piece, adoptado también en protestas en Nepal, añade una capa de intriga: ¿es un grito genuino de libertad o un guiño calculado para viralizar la causa?
El contexto no ayuda a disipar las interrogantes. México enfrenta una crisis de seguridad que ha dejado más de 30,000 homicidios en lo que va del año, según datos oficiales, y un 70% de la población percibe la corrupción como un problema endémico, según encuestas recientes. La Generación Z, nacida entre los 90 y principios de los 2010, parece tomar el relevo de las luchas sociales, pero la rapidez con la que se organiza esta segunda marcha –apenas horas después– invita a preguntarse si el impulso juvenil está siendo capitalizado por agendas políticas ocultas.
La imagen del cartel, con puños alzados y un tono casi épico, apela a la resistencia, pero también a la unidad. Sin embargo, las divisiones ya asoman: algunos usuarios en redes sugieren que repetir las protestas tan pronto podría diluir su impacto, mientras otros ven en ello una oportunidad para mantener la presión. ¿Será esta marcha un nuevo capítulo de rebeldía juvenil o un movimiento que corre el riesgo de desgastarse antes de lograr sus objetivos? El 20 de noviembre dará las primeras pistas.





