Ovidio acuerda con EU declararse culpable a cambio de ser informante: ¿a quiénes va a delatar el ratón?
La colaboración de Ovidio se produce en un contexto de movimientos estratégicos dentro del Cártel de Sinaloa.
Washington.— Ovidio Guzmán López, capturado en Culiacán el 5 de enero de 2023 y extraditado a Estados Unidos en septiembre de ese año, enfrentaba cargos por narcotráfico, lavado de dinero y conspiración para distribuir cocaína, metanfetaminas y fentanilo. Su decisión de declararse culpable y colaborar con las autoridades estadounidenses, anunciada por los fiscales ante la jueza Sharon Johnson, no es sorpresiva. Desde 2024, su abogado Jeffrey Lichtman –quien también representó a “El Chapo” y ahora defiende a su hermano Joaquín Guzmán López– había adelantado negociaciones para un acuerdo de culpabilidad. El pacto, cuya copia debe entregarse a la corte tres días antes de la audiencia del 9 de julio, podría incluir información sobre capos, militares, políticos y gobernantes mexicanos, a cambio de una sentencia reducida de entre 5 y 7 años, evitando la cadena perpetua.
La colaboración de Ovidio se produce en un contexto de movimientos estratégicos dentro del Cártel de Sinaloa. El 25 de julio de 2024, su hermano Joaquín llegó a EU acompañado de Ismael “El Mayo” Zambada, líder histórico del cártel, en un episodio que muchos interpretaron como una traición orquestada por “Los Chapitos”. La detención de otros familiares, como “El Mero Mero”, tío de Ovidio, en Sinaloa, sugiere que las autoridades mexicanas y estadounidenses están cerrando el cerco sobre la organización. Sin embargo, el acuerdo de Ovidio plantea preguntas: ¿es un acto de supervivencia personal o una jugada coordinada para proteger a la facción de “Los Chapitos”?
¿Qué busca Ovidio?
El pacto de Ovidio no es un acto de redención, sino una maniobra calculada. Como líder de “Los Chapitos”, tuvo acceso a información privilegiada sobre las operaciones del Cártel de Sinaloa, desde rutas de trasiego hasta nexos con autoridades corruptas. Su cooperación podría ser un intento de:
Evitar el destino de su padre: “El Chapo” fue condenado a cadena perpetua tras un juicio mediático. Ovidio, consciente de este precedente, busca una sentencia más leve y, posiblemente, protección para su familia.
Neutralizar rivales: Al delatar a otros capos, como los hijos de “El Mayo” o líderes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Ovidio podría debilitar a sus adversarios, consolidando el control de “Los Chapitos” en Sinaloa.
Protegerse de represalias: La colaboración con EU podría garantizarle el estatus de testigo protegido, aunque esto lo convertiría en blanco de venganzas dentro del mundo del narco.
Sin embargo, la historia de acuerdos similares –como el de Osiel Cárdenas Guillén, liberado en 2024 tras cooperar– sugiere que Ovidio podría limitar su información a datos ya conocidos o menos comprometedores, preservando a aliados clave o incluso al cártel mismo. Esto plantea dudas sobre la efectividad real de su cooperación para desmantelar el narcotráfico.
Especulaciones: ¿A quiénes delatará?
Las revelaciones de Ovidio podrían tener un alcance devastador, pero también selectivo. Entre los posibles implicados están:
Ismael “El Mayo” Zambada y sus hijos: La captura de “El Mayo” en 2024, junto a Joaquín Guzmán López, alimentó teorías de una traición de “Los Chapitos”. Ovidio podría proporcionar detalles sobre la estructura de la facción de “Los Mayitos” o sobre operaciones conjuntas, agravando la ruptura interna del Cártel de Sinaloa.
Políticos y militares mexicanos: El Cártel de Sinaloa ha operado con la complicidad de autoridades a todos los niveles. Ovidio podría señalar a gobernadores, alcaldes, legisladores o mandos militares que hayan recibido sobornos o facilitado el trasiego de drogas. Casos como el de Genaro García Luna, condenado en EU por nexos con el narco, sugieren que estas acusaciones podrían apuntar a figuras de alto perfil, generando una crisis política en México.
Capos rivales y aliados incómodos: Ovidio podría delatar a líderes como Nemesio Oseguera “El Mencho” del CJNG o a operadores clave dentro de su propia facción, como Néstor Isidro Pérez “El Nini”, arrestado en 2023. También podría exponer a socios internacionales en Colombia, China o Europa, donde el cártel tiene redes para cocaína y precursores químicos.
Empresarios y blanqueadores: El lavado de dinero es esencial para el cártel. Ovidio podría revelar nombres de empresarios, bancos o casas de cambio involucrados, desencadenando investigaciones financieras en ambos lados de la frontera.
Implicaciones: Un polvorín político y criminal
La colaboración de Ovidio podría tener consecuencias sísmicas:
Tensión México-EU: Las revelaciones sobre corrupción en México podrían incomodar a Andrés Manuel López Obrador o su sucesora, Claudia Sheinbaum, quienes han defendido la soberanía nacional frente a las intervenciones de EU. El uso de drones estadounidenses en las capturas de “El Chapo” y Ovidio, según el Wall Street Journal, ya generó críticas en México.
Escalada de violencia: La delación de Ovidio podría provocar retaliaciones del Cártel de Sinaloa o de cárteles rivales, intensificando la violencia en Sinaloa, donde la guerra entre “Chapitos” y “Mayitos” ha dejado cientos de muertos. Un nuevo “Culiacanazo”, como el de 2019, no es descartable.
Reconfiguración del narco: Si Ovidio y Joaquín logran proteger a “Los Chapitos” mientras debilitan a sus rivales, el Cártel de Sinaloa podría salir fortalecido, adaptándose a la presión de EU como lo ha hecho históricamente.
¿Justicia o estrategia geopolítica?
El acuerdo de Ovidio expone las contradicciones del enfoque de EU contra el narcotráfico. Por un lado, la DEA y el Departamento de Justicia buscan desmantelar cárteles mediante informantes, pero a menudo ignoran las consecuencias en México, como el aumento de la violencia tras la caída de líderes. Por otro, la selectividad de estos pactos –negociar con capos mientras se protege a ciertos aliados– sugiere que el objetivo no siempre es erradicar el narco, sino controlarlo para fines geopolíticos. La opacidad del acuerdo, que no se detallará hasta julio, alimenta sospechas de arreglos que podrían beneficiar más a EU que a México.
En el lado mexicano, el gobierno enfrenta un dilema. Aunque la extradición de Ovidio fue un gesto de cooperación, las posibles revelaciones sobre corrupción podrían dañar la credibilidad de Morena y reavivar acusaciones de nexos con el narco. La falta de transparencia sobre el destino de Ovidio –¿testigo protegido o cooperante?– refuerza la percepción de que México queda relegado a un papel secundario en estas negociaciones.
Conclusión
El pacto de Ovidio Guzmán con EU es más que un acuerdo judicial; es un movimiento que podría redibujar el mapa del narcotráfico y la política en México. Sus revelaciones, si son profundas, podrían exponer la podredumbre de un sistema donde el crimen y el poder han coexistido durante décadas. Pero si se limitan a información selectiva, podrían ser solo un capítulo más en la saga de traiciones y supervivencia del Cártel de Sinaloa. Mientras Culiacán espera en tensión, el 9 de julio marcará un punto de inflexión: ¿será “El Ratón” el delator que cambie el juego o un peón en un tablero mucho más grande?