¿Redadas en el estadio?: Trump no descarta redadas migratorias durante el Mundial 2026 en EE.UU.
Andrew Giuliani, jefe del grupo de trabajo de la CB para el torneo, confirmó que la administración no excluye operativos de ICE en estadios y ciudades anfitrionas para “garantizar la seguridad”
EU.- El gobierno de Donald Trump ha lanzado una bomba sobre el Mundial de Fútbol 2026, coorganizado por Estados Unidos, Canadá y México: no descarta redadas ni detenciones de inmigrantes indocumentados durante el torneo. Así lo confirmó Andrew Giuliani, jefe del grupo de trabajo de la Casa Blanca para el evento, en una rueda de prensa este miércoles. “Estamos en conversaciones constantes con FIFA. Lo que sé es que el presidente no descarta nada que haga a los ciudadanos estadounidenses más seguros”, declaró, evocando la retórica dura de su agenda de deportaciones masivas.Esta postura llega en un momento en que la administración ha intensificado sus operativos, con el despliegue de tropas de la Guardia Nacional en ciudades anfitrionas como Chicago, bajo el pretexto de “mantener el orden”.
Human Rights Watch y la ACLU han alzado la voz al unísono: estas políticas podrían exponer a comunidades locales y aficionados visitantes a detenciones arbitrarias, recordando que entre enero y noviembre de 2025, ICE ya arrestó a más de 92.000 personas, muchas de ellas en redadas rutinarias que han derivado en abusos documentados, como torturas post-deportación. El contexto es claro: Trump ha priorizado la “seguridad fronteriza” desde su regreso a la Casa Blanca, con promesas de expulsar a millones, lo que choca frontalmente con la imagen global del fútbol como fiesta inclusiva. Grupos de derechos humanos urgen a FIFA a intervenir, advirtiendo que el torneo –que espera atraer a 5 millones de espectadores– podría convertirse en un circo de miedo en lugar de celebración.
Analíticamente, esto huele a un cálculo político cínico: Trump usa el Mundial para reforzar su base antiinmigrante, pero arriesga boicots internacionales y un descrédito masivo para EE.UU., similar a las críticas por derechos humanos en Qatar 2022. Si FIFA calla, como en eventos pasados, el balón quedará en terreno minado; de lo contrario, podría forzar un pacto que salve la cara al anfitrión. Por ahora, la “bienvenida” prometida suena a condicional: entra si no “haces nada ilegal”.



