¿Regresa el "Abrazos No Balazos"?: "Nosotros no creemos en la guerra contra el narco", dice Sheinbaum
Sheinbaum y los abrazos al narco: ¿Una estrategia viable o un riesgo calculado?
CDMX.- La reciente declaración de la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum, "Nosotros no creemos en la guerra contra el narco", ha reavivado el debate sobre la estrategia de seguridad en México. Esta postura, que continúa la línea de su predecesor Andrés Manuel López Obrador, prioriza programas sociales sobre la confrontación directa con los carteles, un enfoque que ha generado tanto apoyo como escepticismo.
Sheinbaum, al asumir el cargo, heredó un país marcado por una violencia endémica. Durante el sexenio de López Obrador, se registraron más de 190,000 homicidios, según una pregunta al Parlamento Europeo (E-002382/2024). Esta cifra supera ampliamente los niveles de violencia de gobiernos anteriores, situando a México en una crisis de seguridad que parece lejos de resolverse. La "guerra contra el narcotráfico", iniciada en 2006 por el entonces presidente Felipe Calderón, ha dejado un saldo de más de 460,000 homicidios, según el Council on Foreign Relations, un legado que Sheinbaum ahora busca transformar.
La decisión de no enfrentar directamente a los carteles, sino de apostar por políticas sociales, choca con la realidad de un país donde la impunidad alcanza el 90% de los casos delictivos, como lo reconoció el propio gobierno en su plan de seguridad. Esta estrategia, que incluye programas como "Barrio Adentro" en la Ciudad de México, pretende abordar las raíces socioeconómicas de la violencia. Sin embargo, la efectividad de estos programas en reducir el crimen no está clara. Como señaló el analista político Carlos Bravo Regidor en una entrevista con NPR, no hay evidencia empírica de que los programas de transferencias de efectivo disminuyan la recluta de jóvenes por parte de los carteles.
La reacción en las redes sociales, como en X, ha sido mixta. Mientras algunos ven en esta política una oportunidad para romper el ciclo de violencia militarizada, otros la perciben como un "abrazo al narco", especialmente ante la presión de Estados Unidos por una mayor cooperación en la lucha contra el fentanilo. La mención de casos como los de los exgobernadores Chuauhtémoc Blanco y Javier Corral, acusados de vínculos con el crimen organizado, alimenta la percepción de que la impunidad podría persistir.
Sheinbaum enfrenta un desafío monumental, equilibrar una visión de largo plazo con la urgencia de resultados inmediatos. Si bien su enfoque busca humanizar la respuesta al narcotráfico, la historia reciente de México sugiere que el camino hacia la paz no será ni rápido ni sencillo. La pregunta que queda en el aire es si esta estrategia será un riesgo calculado o un error que profundice la crisis de seguridad. Solo el tiempo lo dirá.