¿Rescate o negocio? Carlos Slim firma millonario contrato con Pemex y despierta sospechas
El acuerdo, a través de Grupo Carso, incluye pagos diferidos a partir de 2027 con ingresos del propio campo
CDMX.- En un movimiento que ha generado más preguntas que respuestas, Carlos Slim, el hombre más rico de México, ha firmado un contrato con Petróleos Mexicanos (Pemex) por hasta 1,991 millones de dólares para perforar pozos en el campo Ixachi, en Veracruz. A través de su empresa, Grupo Carso, Slim se compromete a perforar hasta 32 pozos en un plazo de tres años, con pagos diferidos que comenzarán en enero de 2027. Sin embargo, detrás de esta operación se esconden tensiones que van más allá de los números.
El acuerdo, anunciado este lunes, no es una sorpresa total. Slim ha sido un actor clave en el sector energético mexicano, y su relación con Pemex no es nueva. Sin embargo, el timing y las condiciones del contrato levantan sospechas. Por un lado, Pemex atraviesa una crisis financiera y operativa que lo ha obligado a depender cada vez más de socios privados, mientras que, por otro, Slim consolida su presencia en un sector que, paradójicamente, el gobierno de Claudia Sheinbaum prometió fortalecer bajo el control estatal.
El contrato estipula que los pagos se realizarán con los ingresos generados por los hidrocarburos del propio campo, lo que significa que Pemex no desembolsará dinero inmediato. Esto podría interpretarse como una estrategia para aliviar la presión financiera de la empresa, pero también como un riesgo: si la producción no cumple con las expectativas, el dinero prometido podría no llegar. Además, Grupo Carso ya tiene “saldos sustanciales pendientes de cobro” por trabajos previos, lo que plantea dudas sobre la capacidad de Pemex para cumplir con sus compromisos.
El campo Ixachi, considerado uno de los más importantes del país, produce actualmente alrededor de 93,000 barriles de petróleo y 715 millones de pies cúbicos de gas al día. Sin embargo, la dependencia de Pemex de un solo contratista como Slim, en un momento en que el gobierno busca recuperar la “soberanía energética”, genera un debate sobre quién realmente se beneficia de este acuerdo. ¿Es Slim el salvador de Pemex o un inversionista que maximiza sus ganancias en un sector debilitado?
Mientras tanto, el gobierno de Sheinbaum, que ha defendido una agenda de fortalecimiento estatal, parece contradecirse al permitir que un magnate como Slim juegue un papel tan central. Este contrato no es el primero ni será el último en un contexto donde la participación privada en Pemex ha ido en aumento, a pesar de los discursos oficiales. La pregunta que queda en el aire es si este acuerdo es una solución a corto plazo o un síntoma de la incapacidad del Estado para manejar uno de sus activos más estratégicos.