Rubio asume el poder y Waltz cambia de escenario: ¿Un Golpe para México en el tablero de Trump?
Rubio descrito como "hawkish" —término que en política se traduce como "belicista" o "de línea dura"—, genera preocupación en México
Washington.- En un giro que reconfigura la política exterior de Estados Unidos, Donald Trump anunció el 1 de mayo de 2025, que el secretario de Estado Marco Rubio asumirá también el rol de asesor de seguridad nacional interino, mientras Mike Waltz, hasta entonces en ese cargo, fue designado embajador ante la ONU. Este movimiento, no solo reafirma el peso de Rubio en la administración Trump, sino que también podría tener profundas implicaciones para México, un país ya enfrentado a un panorama político y diplomático complicado en 2025.
Rubio, de 53 años, se convierte en una figura dominante al acumular cuatro roles clave en el gobierno estadounidense, un nivel de influencia que lo posiciona como un actor central en la definición de la política exterior de Trump. Su historial, descrito como "hawkish" —término que en política se traduce como "belicista" o "de línea dura"—, genera preocupación en México. Ser "hawkish", implica una postura que favorece soluciones militares o acciones agresivas frente a conflictos internacionales, en contraposición a los "doves" (palomas), que prefieren la diplomacia y la negociación. Rubio, conocido por su enfoque confrontacional hacia gobiernos de izquierda en América Latina, ha sido un crítico vocal de las relaciones de México con regímenes como Venezuela, Cuba y Nicaragua. Un reporte advierte que la creciente alineación del gobierno de Claudia Sheinbaum con estas naciones podría "complicar aún más" las relaciones bilaterales, especialmente bajo la influencia de Rubio. México, que mantiene una postura de no intervención heredada de Andrés Manuel López Obrador, podría enfrentar presiones renovadas para alinearse con los intereses estadounidenses, sobre todo en temas de seguridad y migración.
El impacto más inmediato para México podría sentirse en la agenda migratoria y comercial. Trump ha amenazado con imponer aranceles a bienes mexicanos si el gobierno de Sheinbaum no "cierra la frontera" para frenar la migración. Con Rubio al frente de la seguridad nacional, esta amenaza podría materializarse más rápido. Su enfoque hawkish, que históricamente ha apoyado sanciones estrictas y acciones contundentes —como su respaldo a la intervención en Yemen o su rechazo al acuerdo nuclear con Irán—, podría traducirse en una postura más dura en las negociaciones bilaterales. Esto es especialmente preocupante en un momento en que México enfrenta desafíos económicos internos y una relación ya tensa con Washington.
Por otro lado, el traslado de Waltz a la ONU podría tener un efecto indirecto. Waltz, un exmilitar conocido por su enfoque pragmático, había mostrado cierta disposición a dialogar sobre temas como el tráfico de drogas, un problema crítico para México. Su salida de la esfera de seguridad nacional, tras el escándalo de “Signalgate” —donde incluyó a un periodista en un chat sensible sobre Yemen—, podría reducir las posibilidades de un enfoque más colaborativo en este frente. Aunque JD Vance, defendió el movimiento como una “promoción”, el nuevo rol de Waltz lo aleja de las decisiones directas que afectan a México, dejando el campo libre para que Rubio imponga su visión.
Sin embargo, no todo es desventaja. Si México logra navegar las presiones de Rubio, podría encontrar oportunidades en un escenario donde la atención de Estados Unidos se divida entre múltiples crisis globales. La acumulación de roles de Rubio, aunque lo empodera, también lo expone a un desgaste político, en la administración Trump. México podría aprovechar esta dinámica para negociar desde una posición de cautela, fortaleciendo su relación con otros aliados globales mientras busca mitigar las presiones de Washington.
En resumen, el ascenso de Rubio, con su perfil hawkish de línea dura, representa un desafío significativo para México, con un riesgo claro de tensiones diplomáticas y económicas. La salida de Waltz, aunque menos impactante, elimina una voz potencialmente más dialogante. En un contexto donde cada decisión de Trump reverbera en la región, México deberá jugar sus cartas con precisión para evitar que este movimiento se convierta en un jaque mate.