¡Se acabó el amor!: Trump está en los archivos de Jeffrey Epstein, acusa Musk, en un nuevo capítulo del culebrón político épico
El drama explotó esta semana cuando Musk llamó al proyecto de ley fiscal y presupuestaria de Trump una "monstruosidad vomitiva".
Washington.– Agárrense los sombreros, porque el romance del siglo entre Elon Musk y Donald Trump se ha ido al carajo en un espectáculo de insultos, traiciones y puñaladas digitales que tiene a todo el mundo pegado a X como si fuera el final de una telenovela barata. Lo que empezó como un matrimonio político de conveniencia –con Musk tirando 250 millones de billetes verdes a la campaña de Trump en 2024– se ha convertido en una pelea de cantina que ni el mejor guionista de Hollywood podría haber soñado.
El drama explotó esta semana cuando Musk, el exgurú del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, porque claro, todo tiene que ser un chiste de internet), llamó al proyecto de ley fiscal y presupuestaria de Trump una "monstruosidad vomitiva" que hará que los contribuyentes paguen por los pecados de un déficit de 2.5 billones de dólares. En X, el magnate no se guardó nada: "¡Esto es un atraco a plena luz del día! Nadie en el Congreso leyó esta basura, y Trump lo sabe. ¡Veto o rebelión!", escribió, como si estuviera liderando una revolución desde su mansión en Marte. ¿Y qué hizo Trump? Oh, nada, solo salió en una conferencia con el canciller alemán a lloriquear: "Elon me decepcionó. Sabía todo sobre el proyecto. ¡Qué traidor!". Pobrecito, Trump, con el corazón roto porque su amiguito multimillonario le dio la espalda.
Pero agárrense, que esto se pone mejor. Musk, nunca uno para quedarse callado, subió la apuesta y lanzó una granada en X: "Hora de la verdad: @realDonaldTrump está en los archivos de Epstein. ¿Por qué no los publicas, Don? 😏". Sí, señores, Musk fue ahí, sin pruebas, sin filtro, puro caos. Trump, rojo de ira, contraatacó en Truth Social como un toro herido: "¡Elon quiere jugar sucio? Cancelaré los contratos de SpaceX y Starlink. ¡A ver cómo le va sin los dólares del gobierno!". Musk, riéndose desde su teclado, respondió: "Hazlo, Don. Mi cohete no necesita tu gasolina".
Este circo no es solo un choque de egos descomunales; es un divorcio público que está costando caro. Las acciones de Tesla se desplomaron un 10% mientras los inversionistas se preguntan si Musk está perdiendo la cabeza o solo está jugando al villano de cómic. Y Trump, bueno, él insiste en que Musk no fue tan importante para su victoria en 2024, aunque todos sabemos que sin los millones de Elon y su megáfono en X, el camino a la Casa Blanca hubiera sido más pedregoso. ¿Recuerdan ese sorteo de un millón de dólares diario en Pensilvania? Sí, Trump ahora dice que fue "una tontería". Ajá, claro.
Los republicanos están sudando frío. Musk, con su 51% de desaprobación entre los votantes, se ha convertido en el chico problemático que nadie quiere en la fiesta. Y Trump, enfrentado a un Congreso que no sabe si seguirlo o escuchar al tipo que literalmente envía cohetes al espacio, está en un aprieto. Mientras tanto, los créditos fiscales para los autos eléctricos de Tesla están en la cuerda floja, y Musk no está de humor para negociaciones.
¿El resultado? Un reality show político que tiene a todos enganchados, esperando el próximo tuit venenoso. ¿Se reconciliarán estos dos titanes del drama? ¿O seguiremos viendo cómo se destrozan en público mientras el país se come las palomitas? Una cosa es segura: este culebrón está lejos de terminar, y nosotros no podemos apartar la vista.