¿"Se acabó la corrupción"? Sheinbaum repite el cuento de AMLO mientras México se hunde en el ranking mundial
Sheinbaum reiteró el compromiso de erradicar la corrupción, destacando logros sociales. Sin embargo, el Índice de Percepción de la Corrupción 2024 coloca a México en el puesto 140 de 180 países
Guerrero.- En un acto en Guerrero el 23 de agosto, al instalar el Plan de Justicia para el Pueblo Amuzgo –un esquema que inyecta fondos directos en comunidades indígenas para salud, educación e infraestructura–, la presidenta soltó la frasecita heredada de su mentor Andrés Manuel López Obrador: "Se acabó la corrupción, no queremos ningún gobierno con corrupción en México, eso es del pasado". Criticó a gobiernos previos por saquear fondos públicos y comprar votos, mientras presumía logros como los 85 mil millones de pesos repartidos a 13 millones de adultos mayores y la elección de un indígena mixteco como presidente de la Suprema Corte.
Pero vamos al grano: esta narrativa de la Cuarta Transformación es puro humo. Desde 2018, AMLO prometió erradicar la corrupción, y Sheinbaum la repite como mantra, pero los hechos gritan lo contrario. El Índice de Percepción de la Corrupción 2024 de Transparency International califica a México con solo 26 puntos de 100, hundido en el puesto 140 de 180 países –un desplome de 14 lugares respecto a 2023, cuando tenía 31 puntos. Esto no es percepción abstracta: es el reflejo de escándalos que siguen apestando en todos los niveles.
Tomemos Segalmex, el fraude emblemático del sexenio anterior que AMLO admitió como "el único caso" –mentira piadosa. Auditorías revelan desvíos por más de 15 mil millones de pesos en contratos inflados y compras ficticias, con impunidad total para los implicados. El Tren Maya, joya de la 4T, superó los 500 mil millones en sobrecostos por adjudicaciones directas y opacidad, mientras la Refinería Dos Bocas, con inversiones millonarias, sigue sin refinar un barril decente. Bajo Sheinbaum, la hipocresía escala: en abril de 2025, ella misma destapó corrupción en la compra de medicamentos durante el gobierno de AMLO, con irregularidades en miles de millones. Y apenas en agosto, estalló el escándalo en Tabasco involucrando al senador Adán Augusto López Hernández, exaliado de AMLO, acusado de malversación en contratos estatales.
Nepotismo rampante –hijos y parientes de exfuncionarios en jugosos contratos– y la impunidad en casos como Odebrecht o la Estafa Maestra completan el panorama. La corrupción no se acabó; solo cambió de disfraz, beneficiando a los de siempre mientras el país paga el precio en pobreza y violencia. Sheinbaum, si quiere credibilidad, que pase de palabras a purgas reales, o su legado será otro capítulo de cinismo oficial.