Se desploma el ánimo inversor en México: Coparmex reporta que 51% de los negocios han sido afectados por un delito
El diagnóstico de Coparmex es crudo pero claro. La inseguridad se ha convertido en un lastre imposible de ignorar: el 51% de los negocios afiliados reporta haber sido víctima de algún delito.
CDMX.- La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) ha encendido las alertas: el entusiasmo para invertir en el país se ha desplomado hasta niveles que recuerdan los días más oscuros de la pandemia. En su más reciente informe, correspondiente al último cuatrimestre de 2024, la organización revela que apenas el 38.3% de sus socios considera que este es un buen momento para apostar por nuevos proyectos. Esto representa una caída de 12.8% respecto al año anterior, un retroceso que no solo pone en jaque las expectativas de crecimiento, sino que destapa las heridas abiertas de un entorno económico y social cada vez más hostil para los empresarios.
El diagnóstico de Coparmex es crudo pero claro. La inseguridad se ha convertido en un lastre imposible de ignorar: el 51% de los negocios afiliados reporta haber sido víctima de algún delito en el último año. Extorsión, robos y violencia no son ya solo titulares de prensa, sino una realidad cotidiana que golpea las finanzas y la moral de quienes sostienen la economía desde el sector privado. Ante este panorama, la confederación ha elevado la voz para exigir al Poder Legislativo que acelere la aprobación de la Ley General contra la Extorsión, una herramienta que consideran imprescindible para poner freno a una criminalidad que no distingue entre pequeños comercios y grandes corporativos.
Pero el problema va más allá de las balas y las amenazas. La incertidumbre se ha enquistado como el otro gran enemigo del empresariado. Según el reporte, el 56.8% de los socios señala al contexto económico como una barrera, el 51% apunta a la incertidumbre política y el 49.5% identifica a la inseguridad como el freno principal para sus planes. No es difícil entender por qué. Las reformas judiciales recientes, la falta de claridad en las políticas públicas y un entorno internacional volátil —con aranceles como los propuestos por Donald Trump en el horizonte— han creado una tormenta perfecta que ahuyenta el capital y paraliza decisiones. Coparmex, de hecho, ya ha instado al gobierno mexicano a impugnar esas medidas bajo el marco del T-MEC, buscando proteger una relación comercial que sigue siendo vital para el país.
Sin embargo, no todo es fatalismo. A pesar de los nubarrones, hay un destello de resiliencia: el 60% de los socios encuestados mantiene planes de expansión para el próximo año. Es una cifra que habla de la confianza en las oportunidades que México aún ofrece, pero también del temple de un sector que se niega a rendirse ante las adversidades. Este dato, surgido de las mil 812 encuestas recolectadas entre 71 centros empresariales en las 32 entidades del país, refleja una dualidad inquietante: el deseo de crecer frente a un terreno minado por riesgos palpables.
El mensaje de Coparmex es un llamado a la acción, pero también una advertencia. Sin medidas contundentes contra la inseguridad y sin un esfuerzo serio para disipar las dudas que pesan sobre el rumbo económico y político, México corre el riesgo de desperdiciar el potencial que aún late en su empresariado. La pelota está en la cancha del gobierno y del Congreso, pero el reloj no se detiene. En un país donde la iniciativa privada sigue siendo motor de empleo y desarrollo, ignorar estas señales podría costar más que un puñado de puntos porcentuales en una estadística.