¿Seguridad o trampolín? El escándalo de la Ayudantía de Sheinbaum que pone en jaque la protección presidencial
Creada por López Obrador, la estructura reemplazó al Estado Mayor Presidencial y está bajo escrutinio por su falta de formación especializada
CDMX.- En un país donde la seguridad pública sigue siendo una herida abierta, el reciente reportaje de Proceso destapa un secreto a voces que sacude los cimientos del entorno de la presidenta Claudia Sheinbaum: su Ayudantía, el grupo encargado de su protección personal, parece más un vivero de oportunidades laborales que un escudo contra los riesgos que enfrenta una mandataria. Creada bajo el mandato de Andrés Manuel López Obrador, esta estructura, integrada mayoritariamente por jóvenes sin experiencia en seguridad, ha sido señalada como un “trampolín” hacia cargos públicos y sueldos de lujo que superan los 90 mil pesos mensuales, según revela la investigación firmada por Dalila López.
La Ayudantía, que reemplazó al histórico Estado Mayor Presidencial tras su disolución en 2018, nació con la promesa de un enfoque más cercano y ciudadano en la protección presidencial. Sin embargo, los datos pintan un panorama inquietante. Según el propio reportaje, la mayoría de sus miembros carece de formación especializada en protección o manejo de riesgos, y muchos ni siquiera han concluido sus estudios universitarios. Algunos llegaron tras trabajar en sectores tan dispares como el marketing o la gestión de seguros, un perfil que choca con las exigencias de un trabajo donde la vida de la presidenta está en juego. Peor aún, el relevo constante —con algunos durando apenas mes y medio— impide que adquieran un conocimiento sólido, dejando dudas sobre su efectividad.
El caso no es nuevo. Ya en 2022, Proceso había advertido que esta estructura funcionaba como una “escuela de formación” para incondicionales del lopezobradorismo, catapultándolos a puestos de dirección con salarios que rondan los 80 mil a 116 mil pesos mensuales, apenas por debajo de lo que percibe el Ejecutivo federal. Ahora, bajo Sheinbaum, el patrón parece repetirse. La investigación apunta a que tres excolaboradores del exministro Arturo Zaldívar, actual coordinador de Política y Gobierno de la Presidencia, se integraron al equipo, sugiriendo una continuidad de influencias que trasciende administraciones. Esto cobra relevancia si consideramos que, según Infobae, el grupo está compuesto por apenas 13 personas, un número reducido para una tarea tan crítica.
El contexto agrava la situación. México vive una crisis de violencia que no da tregua: en 2024, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública reportó más de 30 mil homicidios dolosos. En este escenario, la decisión de confiar la seguridad de la presidenta a un equipo amateur, en lugar de profesionales entrenados, levanta sospechas sobre prioridades políticas. ¿Es este un cálculo deliberado para mantener el control interno o un descuido que pone en riesgo la estabilidad nacional?.
Las reacciones en X no se han hecho esperar. Usuarios califican el esquema de “farsa”, mientras otros lo vincula a una estrategia de secretismo heredada de López Obrador. Unos más , ven en ello la mano de la corrupción que permea el gobierno. Incluso hay quienes, ironizan sobre la “popularidad” de Sheinbaum, cuestionando si su imagen pública compensa estas fallas estructurales. El dato de los sueldos —hasta 90 mil pesos mensuales para jóvenes sin experiencia— contrasta con el promedio de 27 mil pesos que gana un trabajador en la capital, según estimaciones de Glassdoor, y alimenta el debate sobre el uso clientelar de recursos públicos.
Sheinbaum, por su parte, ha restado importancia al tema. El 5 de noviembre, durante su conferencia matutina, descartó reforzar su seguridad, confiando en el modelo actual. Pero esa postura choca con la realidad: la Ayudantía no solo parece insuficiente para garantizar su integridad, sino que se ha convertido en un símbolo de las contradicciones de su administración. Si el objetivo era desmantelar las élites del pasado, ¿por qué se recrean nuevas dinámicas de privilegio bajo un disfraz de austeridad?
La pregunta queda en el aire. Mientras el país observa, el verdadero costo de esta apuesta podría no medirse en pesos, sino en la confianza perdida. Y en un México donde la seguridad es un lujo escaso, esa es una moneda que nadie puede permitirse devaluar.



