Senado avala entrada de militares armados y aviones caza de EU a México a petición de Sheinbaum, para la "Feria Aeroespacial 2025"
CDMX.- La “Feria Aeroespacial México 2025” será el motivo por el que 13 elementos del ejército de Estados Unidos, acompañados de seis aeronaves militares, pisarán suelo mexicano a partir del 21 de abril. Este evento, que se celebrará del 22 al 26 de abril en la Base Aérea Militar número 1 en Santa Lucía, Estado de México, servirá de vitrina para exhibir tecnología aérea estadounidense —dos F-35A, dos P-51, un KC-135 y un C-130 Hércules—, con los soldados asignados exclusivamente a custodiarlas. Sin embargo, este despliegue no llega sin un trámite significativo: el Senado de la República dio luz verde este 9 de abril de 2025 a la solicitud de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien pidió autorización para permitir el ingreso de personal armado extranjero, un asunto que no pasa desapercibido en un país celoso de su soberanía.
La aprobación en el pleno senatorial, con 116 votos a favor y ninguno en contra, revela una unanimidad poco común en un órgano legislativo habitualmente fracturado. El dictamen, elaborado por la Comisión de Defensa Nacional, pone sobre la mesa un equilibrio delicado: México abre sus puertas a una cooperación militar con Estados Unidos, pero bajo condiciones estrictas. Los 13 elementos, que llegarán en el mencionado C-130 Hércules, tendrán un permiso temporal que expira el 27 de abril, justo un día después de clausurada la feria. Además, Sheinbaum está obligada a rendir cuentas al Senado con un informe detallado en un plazo máximo de 30 días tras las actividades, un candado que busca garantizar transparencia en un movimiento que podría levantar cejas entre quienes vigilan los límites de la autonomía nacional.
La voz de Ana Lilia Rivera Rivera, presidenta de la Comisión de Defensa Nacional, intentó enmarcar esta decisión en un tono de orgullo: México, dijo, se posiciona como una nación soberana que dialoga sin doblegarse, que coopera sin sacrificar principios. Pero el discurso no disipa las preguntas inevitables: ¿qué tan simbólica o práctica es esta exhibición aérea?, ¿qué gana México más allá de un espectáculo en Santa Lucía? La presencia de militares extranjeros armados, aunque acotada a un rol de seguridad, siempre despierta ecos históricos en un país que ha hecho de la no intervención una bandera. Por ahora, los datos son claros: vienen, custodian, se van. El resto —las lecturas políticas y los réditos reales— quedará para el análisis una vez que los motores de los aviones se apaguen.