Senador Noroña viaja a Palestina con boleto pagado por Emiratos Árabes Unidos, genera polémica por posible conflicto de intereses
Solicitó licencia al Senado para ausentarse del 24 de octubre al 2 de noviembre; presidenta del Senado evade responsabilidad al ser cuestionada
CDMX.- En un anuncio que ha generado controversia, el senador mexicano Gerardo Fernández Noroña reveló que viajará a Palestina, con un boleto pagado por el gobierno de Emiratos Árabes Unidos. Durante una conferencia de prensa, el legislador explicó que su viaje, programado del 24 de octubre al 2 de noviembre, es un gesto de solidaridad con el pueblo palestino, aunque admitió que no asistirá a las sesiones del Senado durante ese periodo, por lo que solicitó una licencia. Sin embargo, esta decisión levanta serias preguntas éticas y legales.
La Ley General de Responsabilidades Administrativas prohíbe a los servidores públicos aceptar regalos, obsequios o beneficios de personas o gobiernos extranjeros que puedan influir en sus decisiones. Aunque Noroña argumenta que el viaje es un reconocimiento a su apoyo a la causa palestina, el hecho de que un gobierno extranjero financie su desplazamiento pone en duda la imparcialidad de su labor legislativa.
El contexto no ayuda. México enfrenta una crisis de seguridad sin precedentes, con niveles de violencia que exigen la atención constante de sus representantes. Mientras tanto, Noroña decide ausentarse, aunque pueda tener motivaciones humanitarias, no parece prioritario frente a las urgencias nacionales. Además, el costo de un vuelo internacional de esta magnitud, pagado por un gobierno extranjero, contrasta con la austeridad que se espera de un servidor público. La presidenta del Senado, Laura Itzel Castillo, fue cuestionada sobre si autorizó este viaje, pero evadió la responsabilidad, respondiendo que “eso pregúnteselo a él”. Esta respuesta no solo refleja una falta de claridad, sino también una posible omisión en el cumplimiento de su deber de supervisar las actividades de los senadores, lo que agrava la percepción de opacidad en el manejo de recursos y decisiones dentro del Legislativo.
La normalización de estas prácticas dentro del oficialismo mexicano es preocupante. Si un legislador de oposición hubiera aceptado un regalo similar, seguramente habría sido objeto de duras críticas y movilizaciones. Sin embargo, en este caso, la falta de consecuencias parece reflejar un doble estándar que erosiona la confianza en las instituciones. En última instancia, este episodio no solo cuestiona la ética de Noroña, sino también la capacidad del sistema para garantizar que los legisladores actúen en interés del pueblo mexicano, no de agendas extranjeras. La solidaridad internacional es valiosa, pero no debe convertirse en un pretexto para violar la ley o descuidar las responsabilidades nacionales.