Sheinbaum dibuja límites a Trump: "Ni tropas gringas, ni subordinación" en la lucha antinarco
La presidenta rechazó cualquier intervención militar estadounidense contra cárteles y afirmó que la colaboración se limitará a intercambio de inteligencia, en línea con la doctrina de no intervención
CDMX.- Desde el Palacio Nacional, Claudia Sheinbaum trazó ayer una raya clara en el mapa bilateral: Estados Unidos puede aportar inteligencia y recursos contra los cárteles, pero ninguna intervención militar en suelo mexicano. En su conferencia matutina del 18 de noviembre de 2025, la presidenta rechazó las insistentes propuestas de Donald Trump —reiteradas en recientes llamadas y encuentros con figuras como Marco Rubio— para acciones armadas. “No vamos a permitir la intervención militar de ningún país en México”, declaró textualmente. “Hemos platicado con el Departamento de Estado, ellos han entendido que no va a haber intervención”, agregó, limitando la alianza a un intercambio horizontal de datos.
Este pulso revive tensiones históricas en un contexto de presiones fronterizas. Trump, de vuelta en la Casa Blanca desde enero, ha endurecido su discurso con amenazas de aranceles del 25% al T-MEC y bombardeos a productores de fentanilo, según sus declaraciones en mítines de octubre. Sheinbaum, fiel a la doctrina Estrada de no injerencia desde 1930, invocó la guerra México-Estados Unidos de 1846-1848, que costó la mitad del territorio nacional. Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema de Seguridad Pública confirman que los homicidios bajaron un 5% en 2025 por operativos internos, como el fortalecimiento de la Guardia Nacional, sin necesidad de tropas foráneas.
Analíticamente, este rechazo es un acto de soberanía calculada, pero no exento de riesgos. Expertos del Wilson Center señalan que, con el fentanilo causando 100.000 muertes anuales en EE.UU. (datos de los CDC), Washington podría optar por sanciones económicas si percibe debilidad. Sin embargo, un memorando reciente entre ambos gobiernos ya habilita el flujo de inteligencia compartida, probando que la diplomacia puede sortear el garrote trumpista sin ceder autonomía.
En esencia, Sheinbaum no cierra puertas, las entreabre con llave mexicana. El balón está en la cancha de Trump: ¿diálogo o escalada? México, por su parte, apuesta a que la historia no se repita.



