Sheinbaum, el fútbol y la hipocresía: ¿Qué tan serio es gobernar cuando Adán Augusto ve partidos en pleno Senado?
Presidenta afirma que "no le corresponde" comentar el incidente, pese a críticas por falta de seriedad en sesión legislativa
CDMX.- En un espectáculo que mezcla lo tragicómico con lo indignante, la presidenta Claudia Sheinbaum protagonizó un momento que resume a la perfección la incoherencia de su administración. Durante una comparecencia del secretario de Hacienda, Edgar Amador Zamora, en el Senado, el senador Adán Augusto López Hernández fue captado –sí, captado– viendo un partido de fútbol. No cualquier partido, por cierto: el Barcelona vs. PSG en la Champions League. Mientras el país discutía temas cruciales como finanzas públicas y desarrollo social, el otrora “hombre fuerte” de Morena prefería el verde del césped al verde de los billetes.
Y claro, la pregunta era inevitable: ¿qué opina la presidenta al respecto? Bueno, Sheinbaum, en un ejercicio de cinismo que ya le caracteriza, respondió con un “ya no me corresponde, no voy a meterme en eso ya”. Ah, ¿sí? ¿Y qué pasa con la imagen de un Senado que parece más un bar deportivo que un foro de decisiones nacionales? ¿O acaso el futbolito es parte del “humanismo mexicano” que tanto pregonan?
No nos olvidemos del contexto: este no es un episodio aislado. Adán Augusto, ha sido criticado por su falta de compromiso en sesiones clave. Y mientras él se distrae con el balón, México enfrenta una crisis económica, inseguridad rampante y un gobierno que, según Sheinbaum, prioriza “el bienestar del pueblo”. ¿Pero qué bienestar es ese si ni siquiera los representantes más destacados de Morena parecen tomarse en serio su trabajo?
La respuesta de Sheinbaum no solo fue evasiva, sino también hipócrita. Porque, recordemos, esta es la misma presidenta que no duda en arremeter contra la oposición, los medios y hasta los empresarios cuando algo no le conviene. Pero cuando se trata de uno de los suyos, de pronto “ya no quiere meterse”. ¿Será que el fútbol es más importante que la comparecencia de un secretario de Hacienda? O tal vez, simplemente, la “científica” prefiera no ensuciarse las manos con la realidad de su propio partido.
En resumen, este episodio no es solo una anécdota graciosa (o patética, según se vea). Es un reflejo de una administración que prioriza las apariencias por encima de la seriedad, donde los líderes pueden distraerse con un partido mientras el país se desmorona. Y mientras tanto, Sheinbaum sigue sonriendo, porque, total, “no afecta la imagen”. Claro, si la imagen ya estaba hecha trizas desde hace rato.