Sheinbaum llega a zonas de desastre tres días después de las inundaciones
La presidenta supervisa daños en Veracruz, Puebla e Hidalgo tras críticas por retraso en su presencia; anuncia censo para apoyar a afectados
CDMX.- En medio de las inundaciones que han dejado al menos 44 fallecidos: 18 en Veracruz, 9 en Puebla, 16 en Hidalgo y 1 en Querétaro y decenas de desaparecidos, la presidenta Claudia Sheinbaum finalmente pisó el terreno este domingo. Sin embargo, la pregunta que muchos se hacen es: ¿llegó demasiado tarde ante una tragedia que ya ha arrasado 139 municipios?
Desde el jueves, las lluvias torrenciales han devastado comunidades enteras, dejando miles de viviendas afectadas y carreteras intransitables. A pesar de que el Comité de Emergencias se instaló el viernes y el Plan DN-III-E y el Plan Marina fueron activados, la presencia de Sheinbaum en las zonas más críticas no se materializó hasta, casi 72 horas después del inicio de la crisis. Este retraso contrasta con la rapidez con la que anteriores administraciones respondían a desastres naturales, lo que ha generado críticas sobre la priorización de la comunicación por encima de la acción inmediata.
Sheinbaum anunció un censo para distribuir apoyos, pero la promesa de “no dejar a nadie desamparado” choca con la realidad de comunidades aún incomunicadas y sin acceso a agua potable o alimentos. Mientras tanto, los gobernadores de los estados afectados han trabajado de manera desigual, con algunos mostrando mayor capacidad de respuesta que otros. En Veracruz, por ejemplo, las inundaciones han sido particularmente devastadoras, y la falta de una estrategia clara ha exacerbado el caos.
La presidenta aseguró que hay recursos suficientes –19.43 mil millones de pesos destinados a emergencias este año–, pero la efectividad de su distribución sigue en duda. En Acapulco, tras el huracán Otis, los apoyos prometidos tardaron meses en llegar, y muchos afectados aún esperan respuestas. ¿Se repetirá el patrón?
La visita de Sheinbaum a Puebla, Veracruz e Hidalgo el domingo es un paso necesario, pero llega en un momento en que la confianza en la capacidad del gobierno federal para manejar crisis está en entredicho. La emergencia no solo pone a prueba la logística y los recursos, sino también la narrativa de un gobierno que prometió eficiencia y cercanía con la ciudadanía. Mientras las cámaras capturan imágenes de helicópteros y mapas, las preguntas sobre la tardanza y la eficacia de la respuesta permanecen abiertas. ¿Será suficiente un censo y unas visitas para mitigar el dolor de quienes han perdido todo? Solo el tiempo lo dirá.