Sheinbaum: Promesas de soberanía en Pemex chocan con deudas; Refuta al WSJ, pero narco-política acecha; Anuncia reforma electoral e incluye a un comunista
Sheinbaum cerró la conferencia con una defensa de su visión: “Nuestra prioridad es el bienestar del pueblo y la fortaleza de nuestras instituciones”.
CDMX.— En la conferencia mañanera de este martes en Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum defendió un plan para rescatar a Petróleos Mexicanos (Pemex), una empresa que arrastra una deuda histórica de más de 100 mil millones de dólares, agravada por décadas de corrupción y desfalcos. “Pemex no solo va a sobrevivir, sino que será un pilar de nuestra soberanía energética”, afirmó, prometiendo limitar la producción a 1.6 millones de barriles diarios y crear un fondo de 250 mil millones de pesos para proyectos estratégicos, con el apoyo fiscal terminando en 2027 (“Para 2027, Pemex no va a necesitar apoyo de la Secretaría de Hacienda”). Sin embargo, la historia de Pemex está marcada por escándalos como el caso Odebrecht, donde Emilio Lozoya presuntamente recibió sobornos, y la deuda que se disparó de 60 mil millones de dólares en 2012 a 105 mil millones al final del sexenio de Peña Nieto, según Sheinbaum misma. Analistas critican que la estrategia no aborda el fondo del problema: una empresa lastrada por ineficiencias, contratos opacos y una transición energética global que reduce la relevancia del petróleo.
El tema de la seguridad desató una respuesta airada de Sheinbaum ante un artículo de The Wall Street Journal que sugirió que los cárteles del narcotráfico están complicando los acuerdos bilaterales con Estados Unidos. “No hay ninguna afectación en el acuerdo de seguridad con Estados Unidos; trabajamos en coordinación permanente”, aseguró, negando cualquier colusión. Sin embargo, el diario ha señalado sospechas de nexos entre políticos de Morena y el crimen organizado, un tema que Donald Trump ha amplificado al calificar a México como un “narcoestado” y proponer intervenciones militares unilaterales. Reportes de Reuters indican que EE.UU. ha presionado a Sheinbaum para investigar a figuras de Morena, como la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila, por posibles vínculos con cárteles. La presidenta ha rechazado estas acusaciones, pero el escándalo de Tabasco, donde exfuncionarios cercanos a Adán Augusto López enfrentan cargos por liderar grupos criminales, alimenta las dudas sobre la capacidad de Morena para erradicar la corrupción interna.
En política interna, Sheinbaum propuso una reforma electoral para eliminar plurinominales y reducir el financiamiento a partidos, presentándola como un avance hacia la austeridad: “Es una reforma que responde a la austeridad y a lo que el pueblo pide: menos privilegios y más democracia”. Para liderar esta iniciativa, designó una comisión encabezada por Pablo Gómez, exdirector de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), quien ha sido señalado en redes sociales como comunista y acusado de encubrir lavado de dinero ligado al narcotráfico y al financiamiento de campañas de Morena. Otros miembros incluyen a figuras de Morena como Citlalli Hernández, secretaria general del partido, y Ricardo Monreal, líder del Senado, lo que refuerza la percepción de una reforma diseñada para consolidar el poder del partido gobernante. Críticos, como el PRI y el PAN, advierten que la eliminación de plurinominales podría marginar a las minorías políticas, mientras que la presencia de Gómez, cuestionado por su pasado en la UIF, genera desconfianza sobre la imparcialidad de la propuesta.
La promoción de la CURP biométrica como herramienta para enfrentar la crisis de más de 110 mil personas desaparecidas también generó controversia. “La CURP biométrica es una herramienta poderosa para enfrentar la crisis de personas desaparecidas, pero no será obligatoria”, afirmó Sheinbaum. Sin embargo, organizaciones como Amnistía Internacional y Data Cívica han alertado sobre riesgos de privacidad, recordando filtraciones masivas de datos como la del INE en 2016. Propuestas similares en otros países han enfrentado críticas por el uso indebido de información biométrica, y en México, donde la confianza en las instituciones es baja, la medida ha sido calificada como una “invasión” por activistas. Además, posts en X sugieren que la CURP biométrica podría ser una imposición de EE.UU. dentro de acuerdos de seguridad, lo que aumenta las sospechas de vigilancia masiva. La falta de un marco claro para proteger los datos y la implementación en comunidades marginadas, donde la infraestructura es limitada, pone en duda su viabilidad.
Sheinbaum cerró la conferencia con una defensa de su visión: “Nuestra prioridad es el bienestar del pueblo y la fortaleza de nuestras instituciones”. Sin embargo, entre las deudas de Pemex, las acusaciones de narcopolítica, una reforma electoral vista como partidista y los riesgos de la CURP biométrica, su gobierno enfrenta un escrutinio creciente. La mañanera de hoy mostró a una presidenta decidida a proyectar control, pero las sombras de la corrupción, la presión internacional y los retos internos amenazan con complicar su mandato.