Sheinbaum reconoce deudas con farmacéuticas pero exige cumplimiento en entrega de medicamentos
Presidenta advierte sanciones a empresas que no cumplan contratos, pese a adeudos del gobierno
CDMX.- En una de las tantas mañaneras que parecen más un ejercicio de relaciones públicas que de gobernanza, Claudia Sheinbaum volvió a tocar un tema que ya huele a recurrente: las deudas con las farmacéuticas. Esta vez, la presidenta no solo reconoció que el gobierno debe dinero a varias empresas, sino que también lanzó una advertencia que, a simple vista, parece más un discurso de manual que una solución real: “Eso no las exime de entregar los medicamentos pactados”.
El contexto no es nuevo. Desde que Andrés Manuel López Obrador desmanteló el modelo de compra consolidada de medicamentos, reemplazándolo por un sistema que, según sus críticos, carecía de planificación y transparencia, el sector salud ha sido un dolor de cabeza. Sheinbaum, heredera de esa política, ahora enfrenta un desabasto que no solo afecta a hospitales, sino a millones de mexicanos que dependen de medicinas esenciales. Y aunque prometió revertir parte de esos errores, la realidad es que los problemas persisten.
En su intervención, Sheinbaum detalló que los pagos se revisan “caso por caso”, basados en facturas y contratos. Sin embargo, esta declaración levanta más dudas que certezas. ¿Por qué, si el gobierno reconoce deudas, no ha priorizado su pago? ¿Acaso no es contradictorio exigir cumplimiento a las farmacéuticas cuando el Estado mismo ha incumplido? La lógica parece simple: si yo no pago, ¿por qué deberías entregar? Y aunque Sheinbaum insiste en que “quien no cumpla los contratos será sancionado”, la pregunta es: ¿con qué autoridad moral lo hará si el gobierno también está en mora?
Además, la presidenta señaló que las empresas que participaron en licitaciones aceptaron entregar los fármacos “en tiempo y forma, independientemente de los adeudos previos”. Aquí radica el meollo del asunto. ¿Realmente creyeron las farmacéuticas que el gobierno pagaría a tiempo, o simplemente se vieron obligadas a concursar por necesidad financiera? Recordemos que el sector farmacéutico en México ya venía tambaleándose tras años de retrasos en pagos durante la administración de López Obrador. Ahora, con Sheinbaum, la situación no parece mejorar.
Lo más preocupante es que, mientras se discute quién debe cumplir primero, los pacientes siguen siendo los grandes perdedores. El desabasto de medicinas no es un problema abstracto; es una crisis humanitaria que afecta a personas con cáncer, diabetes y otras enfermedades crónicas. Y aunque Sheinbaum prometió priorizar la producción nacional y revertir parte de las políticas de su predecesor, las acciones concretas brillan por su ausencia.
En resumen, la declaración de Sheinbaum parece más un intento de desviar la responsabilidad que una solución. Si el gobierno quiere que las farmacéuticas cumplan, debe empezar por cumplir él mismo. De lo contrario, seguiremos en un círculo vicioso donde nadie gana, excepto quizás los discursos bien ensayados. La pregunta que queda en el aire es: ¿cuándo dejará de ser prioritario el relato y empezará a serlo la acción? Porque, al final del día, lo que realmente importa no son las palabras, sino las medicinas en los hospitales.