Sheinbaum y los 'cuatro gritones' de Oaxaca: ¿Minimización o desconexión con el pulso social?
El 21 de noviembre, maestros de la CNTE abuchearon a Sheinbaum en Juchitán con gritos de “¡Fuera Claudia!”; este lunes los minimizó: “Fueron cuatro personas gritando y dos mil recibiendo”
CDMX.- El viernes 21 de noviembre, Claudia Sheinbaum inauguraba con pompa la estación Juchitán del Tren Interoceánico en Oaxaca, un proyecto insignia de la 4T que prometía conectar el Pacífico con el Golfo y reactivar la economía regional. Pero el evento se vio empañado por abucheos y consignas como “¡Fuera Claudia!” de un grupo de maestros de la CNTE, que exigen mayor presupuesto educativo y rechazan reformas laborales. Videos virales capturan el momento: mientras la presidenta hablaba, decenas de voces ahogaban su discurso en un mar de inconformidad, un eco de las protestas crónicas del magisterio oaxaqueño contra políticas federales que ven como centralizadoras y ajenas a sus realidades.
Tres días después, en la mañanera del 24 de noviembre, Sheinbaum desestimó el incidente como “todo un cuento” de la oposición: “Había cuatro personas gritando y dos mil recibiendo”, afirmó, atribuyendo el ruido a una minoría insignificante frente a la “alegría” por la obra. Pero Isael González, líder de la Sección 22 de la CNTE, lo contradice de inmediato: “No son cuatro personas”, dice, subrayando que representan a miles de docentes en huelga por demandas pendientes desde el sexenio anterior. Esta minimización no es nueva en el morenismo –recuerda los “fifís” de López Obrador–, pero en un Oaxaca donde la pobreza educativa roza el 20% según el INEGI, ignora un malestar estructural que podría escalar si no hay diálogo real.
Más que un traspié, este episodio ilustra la tensión entre el triunfalismo de las megaobras y las grietas sociales que no se tapan con números inflados. Sheinbaum, que prometió “continuidad con cambio”, enfrenta en Oaxaca un termómetro sensible: ignorar esos gritos no los silencia, y con elecciones locales en el horizonte, el costo de la indiferencia podría medirse en votos perdidos. Urge menos relatos y más escucha; de lo contrario, los “cuatro” se multiplicarán en un coro imposible de acallar.



