Sinaloa en Llamas: La Violencia que Expone el Fracaso del Estado
El gobernador Rubén Rocha Moya, del partido Morena, ha sido duramente criticado por minimizar la crisis, calificándola como un "pequeñito problema de seguridad"
Sinaloa.- Las carreteras entre Guamúchil y Mocorito, en Sinaloa, se convirtieron en un campo de batalla. Una imagen en X muestra un vehículo en llamas, rodeado de oscuridad, mientras bloqueos, balaceras y enfrentamientos armados paralizan la región limítrofe con Badiraguato. Este caos, según reportes, es el último capítulo de una guerra interna dentro del Cártel de Sinaloa que estalló tras la captura de Ismael "El Mayo" Zambada en julio de 2024. Desde entonces, la violencia ha dejado un saldo devastador, 1,224 homicidios al 4 de mayo de 2025, un promedio de 5.1 asesinatos diarios.
La fotografía, tomada desde el interior de un automóvil, no solo captura la magnitud del conflicto, sino también el terror que viven los habitantes de Sinaloa. Las clases en los municipios de Salvador Alvarado y Mocorito fueron suspendidas el martes previo, una medida que refleja la incapacidad del gobierno para garantizar seguridad. Mientras tanto, el gobernador Rubén Rocha Moya, del partido Morena, ha sido duramente criticado por minimizar la crisis, calificándola como un "pequeñito problema de seguridad". Su ausencia durante la captura de Zambada —justificada como un viaje familiar a Los Ángeles— ha alimentado sospechas, especialmente tras las declaraciones del abogado de "El Mayo", quien lo vinculó directamente a un supuesto montaje para entregarlo a las autoridades estadounidenses.
Usuarios en X señalan la complicidad del gobierno de Morena, al que acusan de proteger a figuras como Rocha mientras Sinaloa se desangra. Algunos incluso denuncian que esta crisis es consecuencia de decisiones políticas más amplias, como la reforma judicial de 2024 impulsada por el presidente López Obrador, que redujo el número de ministros en la Suprema Corte y debilitó la independencia judicial, limitando los contrapesos al poder estatal en un contexto donde la colusión con el crimen organizado es una sospecha recurrente.
Este escenario no es nuevo, Sinaloa lleva años atrapada en una espiral de violencia. En 2018, los homicidios alcanzaron un pico de 1,608 casos y aunque las cifras han variado, el control del Cártel de Sinaloa sigue intacto. La detención de "El Mayo", un líder histórico del cártel, no hizo más que agravar el vacío de poder, desatando una lucha fratricida que el gobierno estatal y federal parecen incapaces de contener. Mientras tanto, la población queda a merced de los bloqueos, las balas y el fuego, preguntándose si alguna vez volverá la paz a una tierra que, hoy, arde sin control.