Sombras en la pasarela: El imperio fantasma de Raúl Rocha y la corona controvertida de Fátima Bosch
Rodrigo Goytortua acusa a Raúl Rocha, de operar con sociedades sin empleados ni oficinas reales; señala contrato de Pemex con el padre de la ganadora y renuncia de jueces por falta de transparencia
CDMX.- La victoria de Fátima Bosch como Miss Universo 2025, celebrada el 21 de noviembre en Tailandia, debería haber sido un hito de empoderamiento femenino, pero en cambio ha desatado una tormenta de acusaciones que apuntan directo al corazón de la organización mexicana. Rodrigo Goytortua, exCEO de Miss Universo México, rompió el silencio esta semana al revelar en una entrevista las “irregularidades” que encontró al trabajar con Raúl Rocha Cantú, copropietario del certamen desde 2023. Según Goytortua, Rocha opera a través de “empresas de papel” sin empleados ni oficinas funcionales, y una fundación sin rastro de impacto real, todo mientras él mismo se dedicaba a pulir la imagen pública del empresario, marcada por el trágico ataque al Casino Royale en 2011 que dejó 52 muertos. Esta denuncia no es aislada: Goytortua predijo la coronación de Bosch cinco días antes, alegando influencias de Rocha con su padre, Bernardo Bosch Hernández, directivo de Pemex, que firmó un contrato de 11 meses con una firma de Rocha en 2023 por licitación pública.
Rocha, por su parte, desmiente cualquier relación laboral con Goytortua —a quien acusa de motivaciones “mezquinas”— y niega vínculos previos con la familia Bosch, afirmando que solo conoció a Bernardo en septiembre de 2025 durante el certamen nacional en Guadalajara. Sin embargo, el panorama se complica con investigaciones en curso: la Fiscalía General de la República (FGR) indaga a Rocha por presunto tráfico de drogas, armas y huachicol en la frontera México-Guatemala, involucrando incluso a policías y funcionarios, según documentos judiciales revelados. La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) aclara que no hay evidencia de financiamiento criminal en el concurso propiamente dicho, pero el escrutinio crece con renuncias de jueces por “falta de transparencia” y ecos políticos, como presuntos lazos con la exalcaldesa Sandra Cuevas. Bosch, en medio del fuego cruzado, defiende su triunfo como mérito propio, pero las sombras de favoritismo persisten.
Esta polémica trasciende el glamour: expone cómo concursos como Miss Universo México, supuestamente plataformas de igualdad, pueden convertirse en peones de redes empresariales opacas y poder político. Mientras Rocha acumula contratos millonarios con Pemex y enfrenta órdenes de detención, urge una auditoría independiente para restaurar la fe en el proceso. Sin ella, la corona de Bosch no brilla; refleja las grietas de un sistema donde la belleza se negocia en oficinas vacías.



