¿TikTok bajo control estadounidense? El acuerdo con China que despierta dudas
El acuerdo marco, pendiente de aprobación presidencial, busca resolver preocupaciones de seguridad nacional sobre la app de ByteDanc
Madrid.- Tras dos días de intensas negociaciones en la capital española, Estados Unidos y China anunciaron un "acuerdo marco" para transferir el control de TikTok, la plataforma de videos que arrasa entre los jóvenes, a manos estadounidenses. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, dio la noticia desde Madrid, mientras el representante comercial Jamieson Greer y el vicepremier chino He Lifeng ultimaron los detalles. El trato, pendiente de la aprobación final de los presidentes Donald Trump y Xi Jinping el próximo viernes, busca poner fin —al menos por ahora— a un largo conflicto sobre la propiedad de ByteDance, la firma china detrás de la app.
El contexto es delicado: Washington lleva años alertando sobre riesgos de seguridad nacional, temiendo que Pekín use TikTok para espiar a ciudadanos estadounidenses o influir en la opinión pública. Documentos judiciales recientes revelaron que ByteDance recopiló datos sensibles sobre temas como control de armas y religión, alimentando estas preocupaciones. Sin embargo, el anuncio llega en un momento político cargado, con el Congreso estadounidense posponiendo en tres ocasiones una ley que obligaría a vender la app o enfrentarse a una prohibición.
Las dudas surgen rápido. ¿Es este un logro diplomático o una maniobra de China para ganar tiempo? Las "exigencias agresivas" de Pekín durante las pláticas, según Bessent, sugieren que no cederán el control total sin resistencia. Además, la opacidad sobre quiénes serán los nuevos propietarios estadounidenses abre espacio a especulaciones: ¿qué intereses estarán en juego? En X, usuarios y escépticos ya cuestionan la veracidad del acuerdo, algunos incluso lo tildan de "fake news".
El desenlace dependerá de la llamada entre Trump y Xi Jinping. Por ahora, el futuro de TikTok —y su influencia global— permanece en un limbo, atrapado en un pulso geopolítico que va más allá de las pantallas.