Titanes en guerra: EE. UU. y China intensifican su batalla tecnológica y comercial con chips y aviones en el punto de mira
Hoy Estados Unidos anunció la prohibición de exportar los chips H20 de NVIDIA a China y China, por su parte, no se ha quedado de brazos cruzados
Washington.- La rivalidad entre Estados Unidos y China ha alcanzado un nuevo pico de tensión en abril de 2025, con movimientos que afectan tanto a la industria tecnológica como a la aeronáutica. Por un lado, Washington ha prohibido la venta de los chips H20 de NVIDIA a empresas chinas, un golpe directo al desarrollo de inteligencia artificial (IA) de Pekín. Por otro, China ha respondido ordenando a sus aerolíneas suspender la compra de aviones Boeing y repuestos estadounidenses, en medio de una guerra comercial que no da tregua. Estas medidas, lejos de ser aisladas, son los últimos capítulos de un conflicto que amenaza con reconfigurar las cadenas de suministro globales y el equilibrio de poder tecnológico y económico.
Chips H20: El nuevo frente tecnológico
Hoy Estados Unidos anunció la prohibición de exportar los chips H20 de NVIDIA a China. Este movimiento, que busca limitar el acceso de Pekín a semiconductores avanzados necesarios para el desarrollo de IA, se enmarca en una serie de restricciones que comenzaron en 2022, cuando Washington citó preocupaciones sobre el uso militar de estas tecnologías por parte de China. Los chips H20, diseñados con un rendimiento reducido (41% menos núcleos y 28% menos capacidad para IA que el H100, según Tom’s Hardware, 2024) para cumplir con regulaciones previas, se habían convertido en un recurso clave para gigantes chinos como ByteDance y Alibaba, adquirieron 16 mil millones de dólares en chips NVIDIA solo en el primer trimestre de 2025.
La decisión llega tras un breve respiro: apenas cinco días antes, el gobierno de Trump había suspendido temporalmente una medida similar tras una cena de un millón de dólares con el CEO de NVIDIA, Jensen Huang . Sin embargo, la presión para mantener la ventaja tecnológica sobre China parece haber prevalecido. NVIDIA, que según esperaba vender 12 mil millones de dólares en chips H20 este año, se ve ahora en una posición complicada, atrapada en el fuego cruzado de esta guerra tecnológica.
China, por su parte, no se ha quedado de brazos cruzados. El 4 de abril de 2025, Pekín impuso restricciones a la exportación de tierras raras, esenciales para la fabricación de semiconductores y equipos de defensa, en respuesta a los aranceles del 54% impuestos por Trump. Con China controlando cerca del 90% de la producción mundial de estos minerales, esta medida golpea directamente a industrias occidentales, evidenciando una estrategia de represalias que utiliza recursos críticos como arma económica.
En el ámbito doméstico, China ha avanzado con el chip Ascend 910B de Huawei, fabricado por SMIC, que compite con el H20 en precio y rendimiento. Sin embargo, su diseño menos eficiente (mayor tamaño de dado y menos núcleos) sugiere que Pekín aún está rezagado en tecnología de punta. Usuarios en X, como @JFRR1983, han cuestionado la capacidad de innovación china, mientras que otros, como @SrPumas, advierten que las restricciones no detendrán el acceso de China a chips a través de rutas alternativas, como Taiwán.
Aviones Boeing: Un golpe a la aviación china
Paralelamente, China ha escalado su respuesta comercial al ordenar a sus aerolíneas detener la compra de aviones Boeing y repuestos estadounidenses. Esta medida, que llega tras los aranceles de hasta 145% impuestos por Trump a productos chinos , es una reacción directa a la guerra comercial que se intensificó desde 2018. Sin embargo, la decisión plantea serios interrogantes sobre la capacidad de China para mantener su industria aérea, una de las más grandes del mundo.
China, que según Aviation Today está proyectada para superar a EE. UU. como el mayor mercado de aviación a mediados de la década de 2020, depende en gran medida de Boeing para su flota comercial. La suspensión de compras y repuestos podría afectar el mantenimiento y la expansión de las aerolíneas chinas, especialmente en rutas de largo alcance. Usuarios en X, como @TCastigoATi, señalaron las dificultades del programa chino C919, un avión desarrollado por COMAC para competir con el Boeing 737 y el Airbus A320. A pesar de haber iniciado operaciones comerciales en mayo de 2023, el C919 ha enfrentado retrasos y problemas técnicos, incluyendo una falla en el motor CFM International LEAP-1C que detuvo las pruebas por tres meses en 2023.
Además, el C919 depende de proveedores occidentales como Honeywell y GE Aviation para motores y sistemas de aviónica, lo que pone en duda la autosuficiencia de China en este sector. Críticos, han destacado que el diseño del C919 es poco competitivo frente a Boeing y Airbus, y algunos usuarios en X, como @diSolamente, han advertido que la falta de calidad en los productos chinos podría derivar en problemas de seguridad aérea.
Una guerra con raíces profundas
Tanto las restricciones a los chips como la prohibición de aviones Boeing son manifestaciones de un conflicto más amplio. Desde 2018, EE. UU. ha limitado la inversión china en sectores tecnológicos clave, mientras que China ha redoblado esfuerzos para desarrollar tecnología doméstica. Sin embargo, estiman que la industria aeronáutica china aún está una década por detrás de sus competidores occidentales. En el ámbito tecnológico, la carrera por la IA es aún más crítica: el Stanford 2025 AI Report señala un aumento del 56% en incidentes relacionados con IA en el último año, subrayando las apuestas en juego.
¿Hacia dónde va este conflicto?
La escalada entre EE. UU. y China no muestra signos de desaceleración. Mientras Washington busca mantener su hegemonía tecnológica y comercial, Pekín acelera su camino hacia la autosuficiencia, aunque con claras limitaciones. Las represalias mutuas, desde chips hasta aviones, están afectando a industrias globales y elevando los costos para consumidores y empresas. La gran pregunta es cuánto tiempo podrán sostener este enfrentamiento sin que las consecuencias económicas y estratégicas se vuelvan insostenibles.
Por ahora, el mundo observa cómo estas dos potencias redefinen las reglas del juego global. Lo que está claro es que, en esta guerra de titanes, no hay victorias fáciles ni soluciones a corto plazo. Las cadenas de suministro, la innovación tecnológica y el futuro de sectores clave como la aviación y la IA están en juego, y el impacto de estas decisiones resonará durante años.